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COMPARTIENDO # 18 –  2018

¡Por una vida sana y feliz; libre de transgénicos cancerígenos!

Editor Fernando Alvarado de la Fuente / bioferdi@hotmail.com

Ver todos los números de Compartiendo en: www.ideas.org.pe

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INDICE

  • BioHuertos KIDS: Curso de BioHuertos para niñas y niños.
  • Herbicidas basados en Glifosato, más tóxicos de lo que se pensaba
  • ¿Quién tiene miedo de la agricultura ecológica? (II)
  • El secreto de la acumulación originaria
  • CALENDARIO AGROECOLOGICO 2018

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BioHuertos KIDS: Curso de BioHuertos para niñas y niños.

 

Domingo 3 de junio

Para niñas y niños de 5 a 13 años.

Gratuito.

 

Primer turno: 9.30 a 11am

Segundo turno: 11.00am a 12.30

 

Docentes: Silvia Wú Guin y Fernando Alvarado de la Fuente

 

Requisito: llevar maceta o envase equivalente con tierra común hasta la mitad.

 

Lugar: en el Mercado Saludable, cuadra 5 de Av. El Corregidor, distrito de La Molina, al centro del parque.

 

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Herbicidas basados en Glifosato, más tóxicos de lo que se pensaba

 

Recientemente, investigadores del Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos (NTP, por sus siglas en inglés) han reconocido por primera vez que las formulaciones comerciales de los herbicidas basados en glifosato son más tóxicos para las células humanas que el principio activo (glifosato) solo.

 

Con la implementación de la Revolución Verde a partir de la década de 1960, el modelo agrícola occidental se ha orientado a producir alimentos masivamente sin tener en consideración las consecuencias de esa agenda en el ambiente, ni en la salud humana ni de los organismos que se encuentran en los ecosistemas, tampoco de los efectos en el calentamiento del planeta.

 

Una de las características del modelo productivo es el uso masivo de agroquímicos tales como fertilizantes o herbicidas (por ejemplo, los herbicidas basados en glifosato). El uso del herbicida glifosato ha aumentado significativamente a partir de la implementación de los cultivos genéticamente modificados (transgénicos) en algunos países: hasta el 2016 se contabilizaban a nivel mundial 86.5 millones de hectáreas sembradas con transgénicos tolerantes a algún herbicida. Sin embargo, debe mencionarse que se asperjan herbicidas basados en glifosato también en cultivos que no necesariamente son transgénicos, tales como trigo, arroz, alfalfa, uva, frutas y legumbres. Incluso se utilizan herbicidas que tienen al Glifosato como ingrediente activo en parques públicos o patios traseros para eliminar las malas hierbas.

 

Ya en ocasiones anteriores hemos comentado cómo es la actividad herbicida del glifosato (ver aquí) o incluso sobre la evidencia científica de que hay alimentos elaborados con maíz, que se consumen masivamente en México y que contienen residuos de glifosato (ver aquí).

 

Recientemente, investigadores del Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos (NTP, por sus siglas en inglés) han reconocido por primera vez que las formulaciones comerciales de los herbicidas basados en glifosato son más tóxicos para las células humanas que el principio activo (glifosato) solo. Esta noticia es relevante debido a que comúnmente los análisis que realizaban las entidades responsables de la protección ambiental (en Estados Unidos) previo a la autorización para la venta comercial de la sustancia herbicida se hacían evaluando únicamente la molécula con actividad herbicida (por ejemplo el glifosato puro), y no en la formulación comercial disponible al público, que contiene una gran cantidad de sustancias como surfactantes, adjuvantes, y otras desconocidas por estar bajo el esquema de derechos de propiedad industrial.

 

Desde hace más de 10 años diversos científicos toxicólogos latinoamericanos y europeos han reportado investigaciones sobre los daños potenciales a la salud humana que los herbicidas basados en glifosato podrían provocar, aún por debajo de los límites de presencia permitidos en los granos en la normatividad internacional. Varios de esos estudios se han realizado en modelos animales de laboratorio, pero tales investigaciones son significativas dado que los ensayos con animales modelo (por ejemplo, ratones, ratas, cerdos) son ampliamente usados para estudiar los daños colaterales ocasionados por nuevos medicamentos o productos comerciales. Algunos de los daños evidenciados son: aparición de tumores en diferentes órganos, daño hepático, daño en células renales, melanoma, alteraciones neurológicas, entre otras.

 

Los herbicidas basados en glifosato fueron introducidos por la transnacional Monsanto en el año 1974, y aunque hay evidencia de que la compañía sospechaba de la toxicidad de este tipo de herbicidas, criminalmente continuó comercializando los herbicidas basados en glifosato (ver aquí). Actualmente en los Estados Unidos se han interpuesto más de 400 demandas contra Monsanto, que alegan que el herbicida RoundUp (basado en glifosato) provocó linfoma No-Hodkin en los demandantes o en sus familiares y que Monsanto no advirtió de los riesgos por el uso del herbicida.

 

Ante la evidencia de que la población mexicana está expuesta a los herbicidas basados en glifosato de manera inadvertida a través del consumo de algunos alimentos elaborados con maíz (presumiblemente es maíz transgénico asperjado con glifosato) es obligación de las autoridades encargadas de la protección contra riesgos sanitarios y de la salud pública implementar los protocolos de análisis toxicológicos de los herbicidas que se usan en México, o ya en su defecto, adoptar las directrices que deberían tender a la prohibición del glifosato en todo el mundo.

 

Fuente: Página 3

 

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Herbicidas_basados_en_Glifosato_mas_toxicos_de_lo_se_pensaba

 

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¿Quién tiene miedo de la agricultura ecológica? (II)

Esther Vivas

@esthervivas

facebook.com/esthervivas

www.esthervivas.com

 

La agricultura ecológica ha despertado en los últimos tiempos las más variadas iras, siendo objeto de todo tipo de calumnias. Su éxito y múltiples apoyos han sido proporcionales a las críticas recibidas. Sin embargo, ¿quién tiene miedo de la agricultura ecológica? ¿Por qué tanto esfuerzo en desautorizarla?

 

Todas estas preguntas fueron formuladas en un artículo anterior, donde analizábamos las mentiras detrás de afirmaciones como "la agricultura ecológica no es más sana ni mejor para el medio ambiente que la agricultura industrial y transgénica". Hoy, abordaremos otras en relación a su eficiencia, el precio y la falsa alternativa que significa una "agricultura ecológica" al servicio de las grandes empresas. Como decíamos entonces: ante la calumnia, datos e información.

 

De la eficiencia y el precio

 

"La agricultura ecológica es poco eficiente y cara", dicen sus detractores. Quienes realizan esta afirmación olvidan que es precisamente el actual modelo de agricultura industrial el que desperdicia anualmente un tercio de los alimentos que se producen para consumo humano a escala mundial, unos 1.300 millones de toneladas de comida, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Se trata de una agricultura de "usar y tirar". En consecuencia, ¿quién es aquí el ineficiente? Aunque, más allá de estas cifras, es obvio que el actual modelo de agricultura industrial, intensiva y transgénica no satisface las necesidades alimentarias básicas de las personas. El hambre, en un mundo donde se produce más comida que nunca, es el mejor ejemplo, tanto en los países del Sur como aquí.

 

Por su parte, la agricultura ecológica y de proximidad se ha demostrado que garantiza mejor la seguridad alimentaria de las personas que la agricultura industrial y permite una mayor producción de comida especialmente en entornos desfavorables, en palabras del relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación Olivier de Schutter, apoyándose en su informe La agroecología y el derecho a la alimentación. A partir de los datos expuestos en este trabajo, la reconversión de tierras en países del Sur a cultivo ecológico aumentaba su productividad hasta un 79%. En África, en particular, la reconversión permitía un aumento del 116% de las cosechas. Las cifras hablan por sí solas.

 

Si hablamos del precio, y sobre todo lo comparamos con la calidad, una vez más la agricultura ecológica sale en mejor posición. Tal vez no lo parezca a primera vista, porque hay un discurso único que se repite y se repite y se repite, que nos dice que lo ecológico es siempre más caro. Sin embargo, no es así. A menudo depende de dónde y qué compremos. No es lo mismo comprar en un supermercado ecológico o en una tienda gourmet que comprar directamente al campesino, en el mercado o a través de un grupo o cooperativa de consumo agroecológico. En los primeros, los precios acostumbran a ser mucho más caros que en los segundos, donde su coste puede ser igual o incluso inferior que en el comercio tradicional por un producto de la misma calidad.

 

Aparte, nos tendríamos que preguntar cómo puede ser que determinados productos o alimentos en el supermercado sean tan baratos. ¿Estamos pagando su precio real? ¿Cuál es su calidad? ¿En qué condiciones han sido elaborados? ¿Cuántos kilómetros han recorrido del campo a la mesa? A menudo, un precio muy bajo esconde una serie de costes invisibles: condiciones laborales precarias en origen y destino, mala calidad del producto, impacto medioambiental, etc. Se trata de una serie de gastos ocultos que acabamos socializando entre todos, porque si la comida recorre largas distancias y agudiza el cambio climático, con la emisión de gases de efecto invernadero, ¿esto quién lo paga? Si comemos alimentos de baja calidad que tienen un impacto negativo en nuestra salud, ¿quién lo costea? En definitiva, como dice el refrán: "pan para hoy y hambre para mañana".

 

Y no sólo eso, ¿cuándo entramos en el súper, qué compramos? Se calcula que entre un 25% y un 55% de la compra en el supermercado es compulsiva, fruto de estímulos externos que nos instan a comprar al margen de cualquier raciocinio. ¿Cuántas veces hemos ido al supermercado a comprar cuatro cosas y hemos salido con el carrito a reventar? El supermercado es una máquina de vender, no nos quepa la menor duda, uno de los espacios más estudiados de nuestra vida cotidiana, para que nuestra compra nunca quede al azar.

 

Otra afirmación mil veces repetida es la que dice que "la agricultura ecológica es sólo para ricos", o si quien habla busca el insulto, algo frecuente entre el sector "antiecológico", nos dirá que "la agricultura ecológica es sólo para pijos". Ya sea en un caso como en otro, quienes afirman dichas palabras, les bien aseguro, que nunca han puesto un pie en un grupo o cooperativa de consumo agroecológico porque sus miembros, en general, pueden ser calificados con mucho adjetivos, pero de "ricos" y "pijos" tienen más bien poco. Se trata de personas que apuestan por otro modelo de agricultura y alimentación, a partir de informarse, tomar conciencia, buscar datos contrastados sobre los impactos de aquello que comemos en nuestra salud, en el medio ambiente, entre el campesinado. En esta vida nos "instruyen" para pensar que "gastamos" dinero en comida, pero ¿se trata de "gastar" o "invertir"? La educación es clave. De aquí que sea fundamental hacer llegar los principios, y las verdades, de la agricultura ecológica al conjunto de la población. Comer bien, y tener derecho a comer bien, es cosa de todos.

 

Una "agricultura ecológica" al servicio del capital

 

"La agricultura ecológica no tiene fines sociales y agudiza la huella de carbono", dicen sus detractores. Aquí la pregunta clave es: ¿de qué agricultura ecológica estamos hablando? Como decíamos en el artículo anterior, una de las amenazas a la agricultura ecológica es precisamente su cooptación, la asimilación de su práctica por parte de la industria agroalimentaria. Y es que cada vez son más las grandes empresas del agribusiness y los supermercados que apuestan por este modelo de agricultura libre de pesticidas y aditivos químicos de síntesis, pero vaciándola de cualquier atisbo de cambio social. Su objetivo es claro: neutralizar la propuesta. Se trata de una "agricultura ecológica" al servicio del capital, con alimentos kilométricos, escasos derechos laborales en la producción y la comercialización. Ésta no es la alternativa de quienes apostamos por un cambio en el modelo agroalimentario. La agricultura ecológica, a mi entender, sólo tiene sentido desde una perspectiva social, local y campesina, como han defendido siempre la mayoría de sus impulsores.

 

Por otro lado, me sorprende que los detractores de la agricultura ecológica se preocupen tanto por la huella de carbono y el impacto de los gases de efecto invernadero en el medio ambiente, cuando su apuesta por una agricultura industrial es precisamente una de las principales responsables de los mismos. Según el informe Alimentos y cambio climático: el eslabón olvidado de GRAIN, entre el 44% y el 55% de los gases de efecto invernadero son provocados justamente por el conjunto del sistema agroalimentario global, como consecuencia de sumar las emisiones provocadas por el cambio en el uso del suelo y la deforestación; la producción agrícola; el procesamiento, el transporte y el empaquetado de los alimentos; y los desperdicios generados. Si a los críticos de la agroecología tanto les inquieta el cambio climático, les sugeriría que apostaran por una agricultura ecológica, local y campesina.

 

¿Quién impone qué?

 

"Nos imponen la agricultura ecológica. Yo quiero comer transgénicos, y no me dejan", dicen algunos, aunque parezca una broma. Sin embargo, ¿quién impone qué? La agricultura industrial sí fue resultado de una imposición, la de la Revolución Verde, promovida desde los años 40, y en décadas posteriores, por gobiernos como el de Estados Unidos y fundaciones como la Fundación Ford y Rockefeller, y que implicó la progresiva sustitución de un modelo de agricultura tradicional, donde los campesinos tenían la capacidad de decidir sobre qué y cómo conreaban a una agricultura industrial adicta al petróleo y a los fitosanitarios, que llevó a la privatización de los bienes comunes, y en particular de las semillas. Muchos campesinos no tuvieron elección. Hoy, vemos las consecuencias de este modelo agrario: hambre, descampesinización, patentes sobre las semillas, acaparamiento de tierras, etc.

 

Aunque la principal imposición agraria ha sido sin lugar a dudas la del cultivo transgénico, y la imposible coexistencia entre agricultura trasgénica y agricultura convencional y ecológica es el mejor ejemplo. Los cultivos transgénicos a través del aire y la polinización contaminan a otros, así funciona lo que podríamos llamar "la dictadura transgénica". En Aragón y Catalunya, las zonas donde más se cultiva transgénico, en concreto la variedad de maíz MON 810 de Monsanto, la producción de maíz ecológico prácticamente ha desaparecido debido a los múltiples casos de contaminaciones sufridas. Las evidencias son irrefutables, y quien diga la contrario miente.

 

La enumeración de frases con el único propósito de desautorizar la agricultura ecológica podría continuar. Son tantas las falsedades vertidas que este artículo podría tener tres, cuatro y hasta cinco partes, pero lo dejo aquí. Espero que las informaciones y los datos aportados puedan ser de utilidad a aquellos que frente a verdades únicas se preguntan y cuestionan la realidad que nos imponen.

 

Fuente: http://blogs.publico.es/esther-vivas/2014/07/14/quien-tiene-miedo-de-la-agricultura-ecologica-ii/

 

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1. El secreto de la acumulación originaria (*)

 

Hemos visto cómo se convierte el dinero en capital, cómo sale de éste la plusvalía y cómo la plusvalía engendra nuevo capital. Sin embargo, la acumulación de capital presupone la plusvalía, la plusvalía la producción capitalista y ésta la existencia en manos de los productores de mercancías de grandes masas de capital y fuerza de trabajo. Todo este proceso parece moverse dentro de un círculo vicioso, del que sólo podemos salir dando por supuesta una acumulación "originaria" anterior a la acumulación capitalista ("previous accumulation", la denomina Adam Smith); una acumulación que no es resultado, sino punto de partida del régimen capitalista de producción.

 

Esta acumulación originaria viene a desempeñar en economía política el mismo papel que desempeña en teología el pecado original. Al morder la manzana, Adán engendró el pecado y lo trasmitió a toda la humanidad.

 

Los orígenes de la primitiva acumulación pretenden explicarse relatándolos como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos –se nos dice–, había, de una parte, una minoría trabajadora, inteligente y sobre todo ahorrativa, y de la otra un tropel de descamisados, haraganes, que derrochaban cuanto tenían y aún más. Es cierto que la leyenda del pecado original teológico nos dice que el hombre fue condenado a ganar el pan con el sudor de su frente; pero la historia del pecado original económico nos revela por qué hay gente que no necesita sudar para comer. No importa. Así se explica que mientras los primeros acumulaban riqueza, los segundos acabaron por no tener ya nada que vender más que su pelleja. De este pecado original arranca la pobreza de la gran mayoría, que todavía hoy, a pesar de lo mucho que trabajan, no tienen nada que vender más que sus personas, y la riqueza de una minoría, riqueza que no cesa de crecer, aunque haga ya muchísimo tiempo que sus propietarios han dejado de trabajar. Estas niñerías insustanciales son las que M. Thiers, por ejemplo, sirve todavía, con el empaque y la seriedad de un hombre de Estado, a los franceses, en otro tiempo tan ingeniosos, en defensa de la propriété. Tan pronto como se plantea el problema de la propiedad, se convierte en un deber sacrosanto abrazar el punto de vista de la cartilla infantil, como el único que cuadra a todas las edades y a todos los períodos. Sabido es que en la historia real desempeñan un gran papel la conquista, la esclavización, el robo y el asesinato; la violencia, en una palabra. En la dulce economía política, por el contrario, ha reinado siempre el idilio. Las únicas fuentes de riqueza han sido desde el primer momento la ley y el "trabajo", exceptuando siempre, naturalmente, "el año en curso". Pero, en la realidad, los métodos de la acumulación originaria fueron cualquier cosa menos idílicos.

 

 Ni el dinero ni la mercancía son de por si capital, como no lo son tampoco los medios de producción ni los artículos de consumo. Necesitan convertirse en capital. Y para ello han de concurrir una serie de circunstancias concretas, que pueden resumirse así: han de enfrentarse y entrar en contacto dos clases muy diversas de poseedores de mercancías; de una parte, los propietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo, deseosos de valorizar la suma de valor de su propiedad mediante la compra de fuerza ajena de trabajo; de otra parte, los obreros libres, vendedores de su propia fuerza de trabajo y, por tanto, de su trabajo.

 

Obreros libres, en el doble sentido de que no figuran directamente entre los medios de producción, como los esclavos, los siervos, etc., ni cuentan tampoco con medios de producción propios, como el labrador que trabaja su propia tierra, etc.; libres y dueños de si mismos. Con esta polarización de1 mercado de mercancías, se dan las dos condiciones fundamentales de la producción capitalista. El régimen del capital presupone el divorcio entre los obreros y la propiedad sobre las condiciones de realización de su trabajo. Cuando ya se mueve por sus propios pies, la producción capitalista no sólo mantiene este divorcio, sino que lo reproduce y acentúa en una escala cada vez mayor. Por tanto, el proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en capital los medios sociales de vida y de producción, mientras de otra parte convierte a los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama "originaria" porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción.

 

La estructura económica de la sociedad capitalista brotó de la estructura económica de la sociedad feudal. Al disolverse ésta, salieron a la superficie los elementos necesarios para la formación de aquélla.

 

El productor directo, el obrero, no pudo disponer de su persona hasta que no dejó de vivir sujeto a la gleba y de ser esclavo o siervo de otra persona. Además, para poder convertirse en vendedor libre de fuerza de trabajo, que acude con su mercancía a dondequiera que encuentra mercado para ella, hubo de sacudir también el yugo de los gremios, sustraerse a las ordenanzas sobre los aprendices y los oficiales y a todos los estatutos que embarazaban el trabajo. Por eso, en uno de sus aspectos, el movimiento histórico que convierte a los productores en obreros asalariados representa la liberación de la servidumbre y la coacción gremial, y este aspecto es el único que existe para nuestros historiadores burgueses. Pero, si enfocamos el otro aspecto, vemos que estos trabajadores recién emancipados sólo pueden convertirse en vendedores de si mismos, una vez que se ven despojados de todos sus medios de producción y de todas las garantías de vida que las viejas instituciones feudales les aseguraban. El recuerdo de esta cruzada de expropiación ha quedado inscrito en los anales de la historia con trazos indelebles de sangre y fuego.

 

A su vez, los capitalistas industriales, los potentados de hoy, tuvieron que desalojar, para llegar a este puesto, no sólo a los maestros de los gremios artesanos, sino también a los señores feudales, en cuyas manos se concentraban las fuentes de la riqueza. Desde este punto de vista, su ascensión es el fruto de una lucha victoriosa contra el régimen feudal y sus irritantes privilegios, y contra los gremios y las trabas que éstos ponían al libre desarrollo de la producción y a la libre explotación del hombre por el hombre. Pero los caballeros de la industria sólo consiguieron desplazar por completo a los caballeros de la espada, explotando sucesos en que éstos no tenían la menor parte de culpa. Subieron y triunfaron por procedimientos no menos viles que los que en su tiempo empleó el liberto romano para convertirse en señor de su patrono.

 

El proceso de donde salieron el obrero asalariado y el capitalista, tuvo como punto de partida la esclavización del obrero. En las etapas sucesivas, esta esclavización no hizo más que cambiar de forma: la explotación feudal se convirtió en explotación capitalista. Para explicar la marcha de este proceso, no hace falta remontarse muy atrás. Aunque los primeros indicios de producción capitalista se presentan ya, esporádicamente, en algunas ciudades del Mediterráneo durante los siglos XIV y XV, la era capitalista sólo data, en realidad, del siglo XVI. Allí donde surge el capitalismo hace ya mucho tiempo que se ha abolido la servidumbre y que el punto de esplendor de la Edad Media, la existencia de ciudades soberanas, ha declinado y palidecido.

 

En la historia de la acumulación originaria hacen época todas las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista, y sobre todo los momentos en que grandes masas de hombres se ven despojadas repentina y violentamente de sus medios de producción para ser lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres, y privados de todo medio de vida. Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino. Su historia presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada una de ellos recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas diversas. Pero donde reviste su forma clásica es en Inglaterra, país que aquí tomamos, por tanto, como modelo. Nota 1

Nota 1. En Italia, donde primero se desarrolla la producción capitalista, es también donde antes declina la servidumbre. El siervo italiano se emancipa antes de haber podido adquirir por prescripción ningún derecho sobre el suelo. Por eso su emancipación le convierte directamente en proletario libre y privado de medios de vida, que además se encuentra ya con el nuevo señor hecho y derecho en la mayoría de las ciudades, procedentes del tiempo de los romanos. Al operarse, desde fines del siglo XV, la revolución del mercado mundial que arranca la supremacía comercial al norte de Italia, se produjo un movimiento en sentido inverso. Los obreros de las ciudades viéronse empujados en masa hacia el campo, donde imprimieron a la pequeña agricultura allí dominante, explotada según los métodos de la horticultura, un impulso jamás conocido.

 

(*) Tomado de: El Capital, tomo I, Karl Marx. CAPITULO XXIV LA LLAMADA ACUMULACION ORIGINARIA

 

Fuente: http://aristobulo.psuv.org.ve/wp-content/uploads/2008/10/marx-karl-el-capital-tomo-i1.pdf

 

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CALENDARIO AGROECOLOGICO 2018

 

MAYO

* martes 1 de mayo, Día del trabajo.

* 15 mayo, Día de la Madre

* 22 mayo, Día Mundial de la Diversidad Biológica

* 27 mayo, Día del Idioma Nativo, el Quechua

* 30 mayo, Día Nacional de la Papa

* 31 mayo, Día del NO Fumador; Reflexión sobre los desastres naturales

JUNIO

* 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente

* 16 junio, Perú – Dinamarca, 11AM

* 17 junio, Día del Padre

* 21 junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía

* 21 junio, Perú – Francia, 10am

* 24 junio, Día del Campesino, Inti Raymi, feriado

* 26 junio, Perú – Australia, 9am

* viernes 29 junio, San Pedro y San Pablo, feriado

* 30 de Junio, día nacional de los granos andinos: quinua, kañiwa, kiwicha, tarwi.

JULIO

* 6 julio, Día del Maestro

* 11 julio, Día Mundial de la Población

* viernes 27 de julio de 2018, feriado público

* 28 y 29, Fiestas Patrias, feriados

AGOSTO

* 9 agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.

* 12 agosto, Día Internacional de la Juventud

* 19 de agosto (1989-2018) vigésimo noveno (29) aniversario RAE Perú

* 22 agosto, Día Mundial del Folklore

* 27 de agosto (2011-2018) Séptimo Aniversario del Mercado Saludable de La Molina

* jueves 30, Día de Santa Rosa de Lima. Feriado

* viernes 31 de agosto de 2018, feriado público

SETIEMBRE

* 1 setiembre, Día del Árbol

* 3 setiembre, primer aniversario del BioMercado de San Miguel

* Primer viernes de setiembre, Día de los ajíes peruanos

* 12 setiembre, cuarto aniversario de la Red FyME (Red de Ferias y Mercados Ecológicos)

* 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono

* 21 setiembre, Día Internacional de la Paz.

* 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.

OCTUBRE

* lunes 8, Combate de Angamos, feriado

* 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural

* 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación

* 19 octubre, (2007-2018) Décimo primer aniversario de la Plataforma PERÚ PAíS LIBRE DE TRANSGÉNICOS

* 29 octubre, (2004-2018) décimo cuarto aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético

NOVIEMBRE

* jueves 1, Día de Todos los Santos, feriado

* viernes 2 de noviembre de 2018, feriado público

* 7 noviembre, (2002-2018) décimo sexto aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos

* 10 noviembre, Día del Libro

* 15 de noviembre, (2015 – 2018) Tercer Aniversario del Mercado Saludable de La Molina Dominical

* 17 noviembre, (1998–2018) Aniversario 20 del Grupo EcoLógica Perú

* 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño

* 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer

* 29 noviembre, (1978-2018) el Centro IDEAS celebra su 40 aniversario

DICIEMBRE

* 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA

* 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos.

* 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica.

* Viernes 8, Día de la Inmaculada Concepción, feriado

* 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos

* sábado 8, (1999-2017) Décimo noveno Aniversario de la BioFeria de Miraflores.

* 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano

* martes 25 diciembre, Navidad, feriado

* martes 1 de enero 2019, feriado

 

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COMPARTIENDO # 18 - 2018

¡ Por una vida sana y feliz, libre de transgénicos cancerígenos !

 

Domingo 27 de mayo de 2018

 

Editor: Fernando Alvarado de la Fuente

 

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Miembro de

  • Centro IDEAS: Innovando procesos de calidad de vida
  • RAE Perú (Red de Agricultura Ecológica del Perú): Promoviendo sociedades con cultura agroecológica
  • CCE (Comité de Consumidores Ecológicos): Por una vida productiva, sana y feliz; libre de transgénicos
  • SEPIA (Seminario Permanente de Investigación Agraria) Perú: el problema agrario en debate

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