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BIOCOMPARTIENDO
# 24 del 2022 / Perú, jueves 18 de agosto
¡Por una vida sana y feliz; libre de transgénicos cancerígenos!
Editor Fernando Alvarado de la Fuente / bioferdi@hotmail.com
Ver todos los números de Compartiendo en: www.ideas.org.pe
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INDICE
- Los 33 años de RAE Perú: 19 agosto 1989 – 2022
- PABLO TITTONEL SOBRE AGROECOLOGÍA, MODELOS DE SISTEMAS ALIMENTARIOS Y SU INFLUENCIA EN LAS CRISIS QUE NOS AFECTAN DE FORMA GLOBAL
- Castaña amazónica, el exitoso bionegocio peruano que tambalea por el cambio climático
- Geopolítica de la enfermedad por Daniel Gatti
- CALENDARIO AGROECOLOGICO 2022
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Los 33 años de RAE Perú: 19 agosto 1989 – 2022
El viernes 19 de agosto celebramos los primeros 33 años de la Red de Agricultura Ecológica del Perú. Su fundación fue en el I Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica realizado del 17 al 19 de agosto de 1989 en Huampaní, Lima.
Este primer encuentro fue organizado por IDMA (Enrique Kolmans y Luis Gomero Osorio), Centro IDEAS (Fernando Alvarado de la Fuente) y CAPER (Enrique Rabanal Aliaga) y contó con la participación de 49 representantes de 29 instituciones.
Las Conferencias estuvieron a cargo de: Dr. John Earls, Dr. Santiago Antúnez de Mayolo, Dra. Carmen Felipe Morales, Ing. Enrique Kolmans, Ing. Luis Gomero, Biólogo Juan Torres Guevara y Eco. Fernando Alvarado de la Fuente. Comentaristas: Eco. Michel Eresue de la UNALM y Antropólogo Rodrigo Sánchez Enríquez de CCTA.
Este Primer Encuentro Nacional publicó un libro con las ponencias y con las conclusiones y recomendaciones dice:
"La Agricultura ecológica aparece como la aplicación de la ecología a la realidad del agro, implementando técnicas que permitan recuperar la fertilidad natural de los suelos como parte de un aprovechamiento sostenido de los recursos naturales. De esta manera, además de minimizar, los problemas fitosanitarios, se contribuye a incrementar la producción de alimentos, preocupación que debe ser prioritaria en nuestros países."
"Esta inquietud es la que ha motivado la realización de un primer encuentro de instituciones interesadas por la aplicación de la agricultura ecológica, como alternativa que va ganando terreno frente al evidente fracaso que va mostrando las prácticas convencionales de la llamada "revolución verde""
En estos 33 años hemos avanzado mucho, pero siguen apareciendo retos y tareas. Persistiremos !!!!!
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TRADUCCIÓN DEL TEXTO INTRODUCTORIO AL PODCAST QUE CONTIENE LA EXTENSA ENTREVISTA A PABLO TITTONEL SOBRE AGROECOLOGÍA, MODELOS DE SISTEMAS ALIMENTARIOS Y SU INFLUENCIA EN LAS CRISIS QUE NOS AFECTAN DE FORMA GLOBAL
Podcast Entrevista a Pablo Tittonell, experto en agroecología
8 de julio 2022
Cada vez con más frecuencia, nos enfrentamos a crisis que nos afectan a todos, sin importar en qué parte del mundo. El mejor ejemplo es el cambio climático, del que somos testigos desde hace varias décadas. Pero también la creciente propagación de las zoonosis -infecciones que se propagan de los animales a los humanos- ha hecho sonar muchas alarmas en los últimos años.
El COVID-19 nos mostró a qué puede conducir todo cuando una zoonosis local se convierte en una pandemia global. Ya no hay duda de que nuestro sistema alimentario global, entre otras cosas, está en la raíz de esto.
Estantes vacíos y pandemias: ¿la agroecología ofrece una respuesta?
Hoy enfrentamos desafíos globales y buscamos soluciones holísticas. ¿Cómo garantizamos el acceso a alimentos saludables y diversos para todos? ¿Cómo podemos prevenir futuras pandemias? ¿Y la agroecología ofrece una respuesta? Dirk Holemans, coordinador de Oikos, planteó nuestras preguntas candentes a Pablo Tittonell, profesor de agroecología y presidente de 'Paisajes agrícolas resilientes para la naturaleza y las personas' en la Universidad de Groningen.
Holemans: "A menudo escuchas el argumento de que la agroecología no puede alimentar al mundo. La visión dominante sigue siendo la agroindustria. ¿Como respondes a eso?"
Tittonell: "La Organización Mundial de la Salud calcula la seguridad alimentaria en función del nivel de producción de cereales. Los cereales representan el 80% de las calorías que comemos, ya sea directamente como productos con cereales o, a través de cereales convertidos en carne y productos lácteos. Sin embargo, los países con los rendimientos más altos, incluidos muchos países de Europa occidental, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Emiratos Unidos, etc., en conjunto representan solo el 25% de la producción mundial. Por tanto, no están alimentando al mundo. Los países más pobres con los rendimientos más bajos en conjunto representan alrededor del 30% de la producción mundial, pero sus poblaciones están creciendo rápidamente. Debemos producir más donde se necesitan alimentos. No en Bélgica, pero especialmente en países como estos en donde Veterinarios sin Fronteras está activo".
Holemans: "¿Crees que la agroecología es el mejor modelo? Puedo imaginar lo que las grandes empresas dirán: usen nuestro modelo, nuestros fertilizantes, pesticidas, transgénicos. ¡Éxito garantizado!"
Tittonell: "Bueno, ese éxito no está garantizado. Países como Argentina producen 10 veces más alimentos de los que necesita la población y, sin embargo, no son capaces de alimentarse por sí mismos. La producción de alimentos no es lo mismo que la seguridad alimentaria. La disponibilidad y el acceso a alimentos asequibles y saludables también juegan un papel. Además, muchos agricultores luchan con problemas psicológicos. Están endeudados durante toda su vida. No es de extrañar que no puedan conseguir sucesores. Es un modelo en crisis que necesita subsidios para mantenerse a flote. Necesitamos un sistema diferente, y el modelo más prometedor es la agroecología".
Holemans: "Los últimos informes del IPCC subrayan la contribución de la ganadería a las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, instan hacia una dieta más basada en vegetales. Pero muchos sistemas de ganadería extensiva del Sur suelen ser beneficiosos para la conservación de la biodiversidad y para la lucha contra el cambio climático. ¿Cómo se puede reconciliar esto?"
Tittonell: "Los países con un consumo excesivo de carne, como muchos países europeos, Argentina y Estados Unidos, tienen una obligación casi moral de reducirlo. La Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta de 90 gramos de carne al día. Si reducimos nuestro consumo promedio de carne al nivel recomendado, podemos tener un enorme impacto en el enfriamiento del planeta. Y podemos producir esa cantidad de carne en pasto, sin agricultura agroindustrial. Estamos hablando del 20% de lo que estamos produciendo hoy. Esto ya es una realidad en muchos países del Sur, donde la ganadería también cumple una función importante en el ecosistema. Por tanto, si utilizamos la ganadería de forma adecuada, la cantidad de carbono que las gramíneas almacenan en el suelo puede compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando logramos equilibrar nuestra dieta, el número de cabezas de ganado y los ecosistemas, podemos ser casi neutros en carbono".
Holemans: "Además, también estamos presenciando una nueva realidad, la crisis de la COVID-19 y la creciente aparición de zoonosis. Está claro que la tala de bosques y la destrucción de ecosistemas aumentan el riesgo de zoonosis como el COVID-19 y el ébola. ¿Qué respuesta ofrece la agroecología a esto?".
Tittonell: "Nuestros sistemas alimentarios se encuentran en una encrucijada. La crisis del clima y la biodiversidad y la crisis sanitaria más reciente están todas relacionadas con los alimentos. Si repensamos nuestro sistema alimentario, podemos influir positivamente en todos estos problemas. El sistema alimentario dominante que tenemos hoy altera el equilibrio dentro de los ecosistemas naturales e interrumpe la función reguladora de enfermedades que proporciona la biodiversidad. Tener tantos animales por metro cuadrado en sistemas agroindustriales también provoca que las enfermedades se propaguen muy rápidamente y aumenta el riesgo de transmisión a los humanos.
Si hubiéramos tenido paisajes agroecológicos en el sureste de China con mucha biodiversidad y corredores para la naturaleza, es posible que no hubiéramos tenido la situación de los últimos dos años. La agroecología necesita un paisaje biodiverso y no funciona en un paisaje uniforme con monocultivos".
Holemans: "Entonces, aquí no solo debemos reducir nuestro uso intensivo de fertilizantes y piensos para la ganadería, sino también impulsar la producción de una manera agroecológica en el Sur. ¿No es esa también la manera de hacer que los agricultores sean más resistentes al cambio climático?".
Tittonell: "Absolutamente. Para restaurar suelos severamente degradados, necesitamos proporcionar mucho material orgánico. De los cuales la mitad es carbono, que las plantas extraen de la atmósfera y lo almacenan de forma segura en el suelo. Restaurar suelos degradados de manera agroecológica es, por lo tanto, una contribución valiosa en la lucha contra el calentamiento global".
Este podcast se realizó en colaboración con De Landgenoten. La conversación entre Dirk Holemans y Pablo Tittonell tuvo lugar el 17 de mayo en directo en el Foyer de De Vooruit en Gante. La introducción estuvo a cargo de Anthony Denayer de Vétérinaires Sans Frontières-Bélgica.
BioFuente: https://vsf-belgium.org/news/podcast-pablo-tittonell-agroecology/
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Castaña amazónica, el exitoso bionegocio peruano que tambalea por el cambio climático
Recolectores y exportadores empiezan a apostar por sinergias para lograr la sostenibilidad del negocio en el tiempo.
Ani Lu Torres
ani.torres@diariogestion.com.pe
Lima, 12/08/2022 05:53 a.m.
Los vientos en la selva de Madre de Dios, la principal zona que alberga la castaña amazónica en Perú, son cada vez más fuertes y las lluvias en época de sequía, empiezan a presentarse de forma continua. El efecto del cambio climático está golpeando al principal producto de biocomercio del país que ha logrado posicionarse en mercados como Corea del Sur, Estados Unidos y Canadá.
Los cocos de la castaña -cuenta Miguel Zamalloa, presidente de la organización de Recolectores Orgánicos de la Nuez Amazónica del Perú (Ronap)-, caen muchas veces vacíos de los árboles. El fruto no logra cuajar por el mal tiempo por lo que la producción por árbol -hay un árbol de castaña por cada hectárea- se ha reducido de 20 a 17 kilos en el último año.
La economía de Madre de Dios se sustenta por tres actividades principalmente: la extracción de oro -mucha de ella ilegal-, la ganadería y la castaña amazónica, un cultivo que solo se obtiene de árboles silvestres pero cuyo precio en el mercado internacional es actualmente de US$ 6 el kilogramo.
Se estima, según cálculos de la Asociación Peruana de Procesadores y Exportadores de Nuez Amazónica (Apexa), que hay 1.5 millones de hectáreas concesionadas para la explotación de castaña en la región, de las cuales el gremio participa en el 60% de esas áreas.
Guadalupe Lanao, presidenta de Apexa, gremio que agrupa a cinco empresas entre exportadoras y procesadoras de la castaña, afirma a Gestión.pe que hay preocupación por el futuro de la castaña, producto emblemático del biocomercio que ha logrado un desarrollo social, económico y ambiental entre las comunidades que participan de su cosecha; y que además es altamente demandado por las nuevas tendencias de consumo: la harina o polvo de castaña es derivada a la industria de alimentos veganos; mientras que su aceite termina en los laboratorios de famosas empresas cosméticas como L'Oréal.
Y es que el Perú junto con Brasil y Bolivia son los únicos países exportadores del superfood. Las empresas peruanas incluso deben importar de Bolivia para completar sus pedidos. De acuerdo a Lanao, por lo menos el 40% de la castaña que el Perú procesa y exporta es de origen boliviano, lo que además, "ha generado un mercado de contrabando".
Para que el negocio sea sostenible en el tiempo, empresas como Candela Perú -que integra Apexa-, están ejecutando iniciativas de reforestación. Dicha compañía ha instalado en los últimos años 30,000 árboles y se encuentra en pleno proceso de monitoreo para evaluar los resultados, aunque hace falta más. Cabe indicar que los primeros frutos de la castaña dan a partir del año 20.
"El bosque tiene que ser rentable", menciona Zamalloa. El representante de Ronap detalla que la asociación se ha aliado con agricultores para trabajar en el desarrollo de planes de reforestación.
Hace poco lograron un financiamiento de Agroideas para instalar sistemas agroforestales, es decir, plantar plátanos y café junto a plantas de castaña.
"Tener más castaña significa vender más y tener más ingresos", señala Zamalloa, quien agrega que hay "cientos de hectáreas" con potencial por reforestar ubicadas en el eje carretero Puerto Maldonado-Iberia.
Asimismo, la organización trabajó un proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para generar códigos QR que almacena información sobre cada recolector castañero, el lugar de la concesión de la castaña y otros datos sobre el monitoreo biológico.
"La idea es que exista una conexión directa entre el productor y el consumidor. Es parte de nuestro modelo de negocio, pero queremos ir más allá y darle valor agregado. Estamos pensando elaborar un mix de castaña con shihuahuaco. Y de todo lo que se venda, destinar un porcentaje de retorno al bosque. Es la forma de ser sostenibles", comenta a Gestión.pe desde Madre de Dios.
Producto con identidad
Además de buscar nuevos mercados -los recolectores esperan que pronto se abra China- y seguir posicionándose en Corea del Sur - Perú es el único país que ingresa su castaña a este mercado con 0% de arancel-, Apexa trabaja de la mano con la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú), la Dirección General de Salud (Digesa), entre otras entidades, para garantizar la calidad del producto.
Lanao también detalla que están a la espera de que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) logre la homologación de la castaña amazónica en mercados como India y Tailandia. A la par - indica- el objetivo del gremio es lograr la identidad de la castaña amazónica en el mercado internacional.
"Lo que nosotros conocemos como castaña en el mercado internacional se conoce como nuez. Hay una confusión, así que estamos próximos a remitir una solicitud ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que pueda registrar la denominación Amazon Chestnut", dijo.
La diversificación también está en los planes de las empresas procesadoras. Aunque la mayor exportación es de castaña en granos, las harinas y aceites empiezan a hacerse un espacio.
Lanao señala que las inversiones de las diferentes empresas es en infraestructura y nuevas tecnologías que apunten a darle valor agregado. "Es un esfuerzo importante donde muchas veces es más fácil decirlo que hacerlo, dependerá de cada modelo de negocio", señala.
Justamente, los recolectores y procesadores están a la espera de que el programa de alimentación para niños Qaliarma apruebe la entrega de shake de harina de castaña con harina de plátano.
BioFuente: https://gestion.pe/economia/castana-amazonica-el-exitoso-bionegocio-peruano-que-tambalea-por-el-cambio-climatico-noticia/
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DOCUMENTOS
Geopolítica de la enfermedad por Daniel Gatti
Idioma Español País América Latina y El Caribe
15 agosto 2022
Verzeñassi estuvo en Montevideo invitado por la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria (Sumefac). Participó en un taller con personal médico, dio una charla pública en el auditorio del Sindicato Médico y se estrenó como docente en un nuevo curso sobre salud socioambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Un grupo de la Sumefac está operando actualmente en Rocha, en comunidades afectadas por los arrozales. «Los vecinos dicen que quieren saber qué les está pasando, porque están teniendo problemas de salud recurrentes que antes no tenían. Lo mismo que sucedía en Argentina. En toda América Latina estamos confrontados a un sistema muy aceitado, que se ha ido implementando metódicamente desde hace décadas», dice en entrevista con Brecha.
Especialista en medicina integral, director del Instituto Nacional de Salud Socioambiental (INSSA) de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, Verzeñassi forma parte también de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social y de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina. En 2016 fue el único científico de esta parte del mundo que testificó en el tribunal internacional que juzgó en La Haya las actividades contaminantes de la transnacional Monsanto. Unos seis años antes había comenzado a impulsar y coordinar una idea original para América Latina: la de los campamentos sanitarios. Como práctica final, los estudiantes debían ir durante una semana a algún territorio para evaluar la salud de la población local en contexto. «Nuestra intención era que al menos una vez en su carrera el alumno pudiera trabajar en territorio, entrar en contacto con sus habitantes, ver lo que sucede realmente en las poblaciones», contó a Brecha. Durante la década que duró la experiencia, se llevaron a cabo más de 40 campamentos sanitarios en localidades rurales de menos de 10 mil personas de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. La gran mayoría en los «pueblos fumigados», en los que sus habitantes viven, estudian, trabajan a muy poca distancia de donde productores de trigo, maíz, y sobre todo soja rocían sus cultivos con herbicidas y pesticidas.
Por lo general los estudiantes iban al domicilio de la gente, encuestando sobre sus condiciones sanitarias. Recababan enormidad de datos, que servían de base para la elaboración de un informe definitivo del INSSA y que luego vertían a la propia comunidad, con la que se reunían en talleres. «Al principio nos llamaba la atención que cuando preguntábamos por los problemas de salud que identificaban muchos pobladores nos decían que el principal era que ya no morían de viejos. Era una simple constatación que quería decir muchas cosas». Las medias de casos de diversos tipos de cáncer en esas localidades eran mucho más altas que en otras de la propia zona o a nivel nacional. También las medias de enfermedades neurológicas, endócrinas, respiratorias, dermatológicas, de abortos espontáneos, de malformaciones. Vaya casualidad, dice Verzeñassi, que el estallido de esas patologías «coincida temporalmente con la instalación de agroindustrias dependientes de agrotóxicos. Lo mismo sucede en Neuquén, en la zona de Vaca Muerta, en Catamarca o en San Juan, es decir, en las zonas mineras. El modelo extractivista en su conjunto es el causante de todo esto. Rompe los ojos. Basta con superponer mapas, comparar datos. Pero todavía muchos no lo quieren ver».
Los campamentos sanitarios molestaban. A los empresarios del agronegocio, en primer lugar. También a dirigentes políticos de todos los pelos. «Y lo más lamentable es que también a sectores de las universidades públicas». En 2019 fueron suspendidos por las autoridades recién electas de la universidad. Y a Verzeñassi lo despojaron de la responsabilidad académica de la práctica. «El ensañamiento con nuestro equipo (a otros cuatro compañeros les quitaron directamente el cargo) venía de antes, pero se fue intensificando. El problema es que el Laboratorio de Toxicología de la Universidad de Rosario trabaja para la Casafe [Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes], es decir, para los vendedores de agrotóxicos, y para varias de las industrias contaminantes. También el ámbito académico es un territorio en disputa sobre el modelo».
Verzeñassi habla de una «geopolítica de la enfermedad». «Hace tiempo que vengo trabajando en esa categoría, en ese campo», dice. Y apunta que las patologías que hoy se padecen en América Latina a raíz del modelo productivo obedecen a una planificación. Hacia mediados de los sesenta comenzaron a verse en el norte enriquecido las consecuencias de la reindustrialización a marcha forzada iniciada en la posguerra. Los problemas de salud constatados fueron tan nuevos como enormes. «Y decidieron allí que, para mantener un modo de producción que los había enriquecido, pero al mismo tiempo los dañaba, debían trasladar los costos más nocivos a otro lado. Fue así que deslocalizaron sus industrias más sucias. Necesitaban dos cosas básicas: disponibilidad de tierras fértiles y agua. En Estados Unidos dijeron que el país tenía la obligación política y estratégica de garantizar el acceso a regiones donde se pudiera obtener rápidamente ambos recursos. Como en África les quedaba poco territorio al que sacarle jugo, vinieron para América Latina. El agua es un bien escaso en todo el mundo e indispensable para toda actividad extractiva. Por aquí la había en abundancia».
La planificación se hace en los sesenta y una década después comienza a instrumentalizarse «el traslado del modelo». Había un obstáculo no desdeñable: la existencia en América Latina de movimientos sociales y políticos fuertes, de algunos gobiernos nacionalistas y de «universidades con capacidad de desarrollo de pensamiento crítico y voluntad de impulsar una ciencia que todavía no estaba "mercenarizada". Debían eliminarse esos focos de resistencia, controlar a los gobiernos, endeudar a los países de manera tal que no perdieran toda capacidad de autonomía». En los setenta y en los ochenta se pusieron manos a la obra.
A la par de los procesos de privatización, en los noventa se instalan las tecnologías transgénicas, de la mano de una nueva configuración socioeconómica y política en los territorios latinoamericanos. En diciembre de 1991, técnicos del Banco Mundial (BM) plantean en un memorando interno la necesidad de alentar y financiar el traspaso de las industrias sucias desde el norte hacia el sur. Lawrence Summers, su economista en jefe, señala Verzeñassi, «afirma que ese traspaso se fundamenta en tres pilares: que los del tercer mundo son territorios poco contaminados; que como se trata, por lo general, de poblaciones que mueren antes a causa de otras enfermedades y tienen menor expectativa de vida que las del norte no van a llegar a ver los impactos del modelo, y que el daño que causa la contaminación tiene que analizarse en función del lucro que se pierde: un cáncer de próstata, por ejemplo, es más perjudicial en una población con alta expectativa de vida que en otra donde la esperanza de vida es baja». En esos tres principios, dice, se basa la geopolítica de la enfermedad.
Dos años después de ese informe interno se conoció otro documento del BM. Se lo llamó «Invertir en salud» y definía la organización de los sistemas sanitarios latinoamericanos a partir del corrimiento del Estado de la garantía del proceso de atención, pero no de la obligación de financiar al sector privado. «Ando con ese documento para todos lados, porque es clave para entender lo que sucede ahora mismo», cuenta el médico. «Es un documento en el que a los privados les dicen: "Si tenés guita, invertila en herramientas de diagnóstico, en tomógrafos, en aparatos avanzados". Y al Estado le dicen: "Vos dedicá la plata a lo mínimo indispensable". La propia Organización Mundial de la Salud, que entonces estaba gobernada por exfuncionarios del BM (hoy lo está por el filantrocapitalismo), llega a sostenerlo en términos menos bestiales. Colombia fue el paradigma de esta concepción».
Por los mismos años, el BM comienza a financiar obras de infraestructura necesarias para la instalación en el sur de industrias contaminantes que en el norte estaban siendo cada vez más cuestionadas por los ascendentes movimientos ecologistas. Se identifican cuatro áreas clave: agua y saneamiento; energía; transporte, y telecomunicaciones. El BM presta a los estados sureños dinero para llevar a cabo macroproyectos que benefician básicamente a transnacionales europeas y estadounidenses y que endeudan a los países que los llevan a cabo: el círculo cierra por todos lados. «El 24 de marzo de 1996, una fecha simbólica porque se cumplían 20 años del golpe de Estado en Argentina, el Banco Interamericano de Desarrollo [BID] se reúne en Buenos Aires», recuerda Verzeñassi. «Era cuestión de financiar megaobras de infraestructura para la integración regional sudamericana. En la reunión se anunciaron inversiones de entre 16.000 y 20.000 millones de dólares por año durante una década. Se extenderían luego por una década más. ¿Y en qué sectores se radicaban las inversiones? En aquellos cuatro que antes había identificado el BM para que se facilitase a las transnacionales su instalación plena por estas tierras: agua y saneamiento; energía; transporte, y telecomunicaciones.» Un día antes de la reunión del BID visitaba Buenos Aires, invitado por la Bolsa de Comercio argentina, el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos. No era otro que Summers, aquel economista en jefe del BM que tiempo antes había fundamentado el traslado de las industrias contaminantes del norte al sur. «¿Un cúmulo de casualidades? Tanto como que sea precisamente en los pueblos fumigados que se concentre el número más alto de casos de cáncer en relación con la población».
En 2000 nació la IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), que luego sería rebautizada como Cosiplan (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento). «Consistió en una extraordinaria planificación de la transformación de América Latina en un gran mapa de recursos y corredores bioceánicos para poder garantizar la circulación de los productos a extraer», dice Verzeñassi. Y agrega que lo terrible del caso es que de estos proyectos han participado tanto gobiernos de derecha, «cosa que era fácilmente previsible», como progresistas. «Unos y otros son parte de la misma lógica. Los gobiernos progresistas y buena parte de los sectores que los apoyan tienen la cabeza formateada con esa idea que se nos impuso de que hay que crecer y crecer. Y para sostener esa lógica echan mano a menudo de prácticas tan perversas como las de la propia derecha. En Ecuador Rafael Correa entregó partes de territorios protegidos a mineras y petroleras chinas, con la fuerza militar del Estado reprimiendo a las poblaciones indígenas; en Brasil, la desarrollista Dilma Rousseff le ganó la disputa interna a la ecologista Marina Silva; el kirchnerismo desarrolló la minería a cielo abierto, el hydrofracking, y no cuestiona esa aberración que se ha dado en llamar hidrógeno verde. El progresismo también ha sido responsable de prácticas extractivistas que contaminan el agua, envenenan los territorios, cambian la producción de alimentos, empujan a las poblaciones de los territorios rurales hacia las periferias urbanas, arrasan con los pequeños y medianos productores».
Quienes despojaron a Verzeñassi de su cátedra en Rosario y terminaron con los campamentos sanitarios fueron autoridades universitarias que responden a partidos «de izquierda». Y «progresistas» eran algunos de los que le hicieron la vida imposible al biólogo Andrés Carrasco, el expresidente del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas) de Argentina y director del Laboratorio de Embriología de la Universidad de Buenos Aires que en los dos mil denunció los efectos del glifosato sobre la salud humana y ambiental y trabajó entre los pueblos fumigados (véanse, entre otras notas en Brecha, « De eso no se habla», 5-XI-14, y « El factor humano», 9-IV-15).
Dice Verzeñassi que «la conclusión natural de todo esto» es que la salud solo puede ser pensada en sus dimensiones socioambientales. «Una persona sana en un territorio enfermo es un oxímoron. Como trabajador de la salud yo no puedo estar pensando en categorías individuales, sino en sujetos atados a un territorio, a otras personas y a un contexto social, político, económico. Todo esto no nos lo explican en las facultades de medicina. Al contrario, la cultura del campo sanitario reproduce los mecanismos del modelo. A veces los colegas que están en el territorio no ven estos problemas, y otras son partícipes necesarios, porque el médico es el dueño del campo o porque trabaja, de una forma u otra, para el dueño del campo».
Verzeñassi creyó que de la pandemia «la humanidad saldría mejor. Pensé sinceramente que pasaría aquello de que hablaba Walter Benjamin: que se tomaría conciencia de que había que ponerle el freno de mano al proceso de destrucción de los territorios por el avance sin fin de modelos agroindustriales que arrasan con todo, hasta con nuestro sistema inmunológico. Creí que finalmente no me moriría sin verlo. Pero pasado el tiempo me di cuenta de que me moriré sin verlo».
La pandemia sacó a luz las complicidades de los poderes políticos con los extractivismos, apunta. Y ahora se insiste en la misma vía. A veces bajo eufemismos hipócritas, como los de un Bill Gates tirando espejitos a la atmósfera para contener el cambio climático o de autoridades de un estado estadounidense abrumado por las altas temperaturas que salieron a pintar las calles de blanco con una tira plástica para disminuir la emisión de calor del asfalto. «Ni se les pasó por la cabeza que el urbanismo que se sigue impulsando va en el sentido de la depredación, que contribuye al cambio climático, alimenta el consumo energético, fomenta el aislamiento humano. ¿Cómo no vamos a enfermarnos?».
Verzeñassi no quiere caer en la actitud de resignación de un James Lovelock, aquel médico estadounidense que visualizó la Tierra como un sistema capaz de autorregularse, pero que estaba llegando al límite de su capacidad. «Luego de insistir e insistir en que había que cambiar la cabeza y que nadie le diera bolilla, tiró la toalla y dijo que si se trataba de reventar, había que hacerlo bien. Propuso entonces desarrollar a fondo la energía nuclear, la única capaz de sostener los volúmenes de consumo energético que tiene este modo de vida. No era que defendiera la energía nuclear, como se dijo. Era que se había rendido.»
Resistir «en términos amorosos» es la fórmula de autodefensa que Verzeñassi propone. «Creo que hay que apuntar al mutualismo, a la cooperación, para recuperar eso que como humanidad nos han hecho perder: la sensibilidad, la capacidad de emocionarnos. No sé bien cómo hacerlo. Por lo pronto, denunciando este modelo una y otra vez y fomentando otras prácticas. Y si toca perder, perder con dignidad.» Una cosa es segura: si hasta aquí llegó la humanidad, dice, «no se lo debe a la competencia, al libre mercado o a ningún proceso darwiniano. Históricamente, las estrategias de cuidado de la vida y la salud en nuestras sociedades fueron estrategias colectivas, comunitarias. Y hacía allí habría que volver. Quizás haciendo como las amebas, esas formas de vida –las más antiguas en el planeta– que avanzan tirando seudópodos que en su trayecto van incorporando elementos del territorio que atraviesan, en un movimiento permanente de diálogo y cooperación. Parece pavada, pero no lo es».
A POR EL AGUA
«El extractivismo es químicodependiente, pero también hidrodependiente. ¿Qué tienen en común el hydrofracking, el litio, el hidrógeno verde, la megaminería, las pasteras, la agroindustria de commodities, la agroindustria forestal? Que ninguna de esas actividades se hace sin agua y que todas son fenomenales consumidoras de agua. Por algo las transnacionales se instalan encima del acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua subterráneas del planeta. Hoy América Latina es un territorio en disputa entre el poder económico centralizado estadounidense-europeo y el poder económico centralizado de China. Y ambos pelean por el acceso al agua. Lo terrible es que muy seguido se la entregamos en bandeja. En Chubut, una provincia que tiene serios problemas de sequía, acaban de regalarle a Australia cientos de hectáreas que están sobre uno de sus principales ríos subterráneos».
ENFERMEDAD Y LIBERTAD
«Cuando predomina la enfermedad, lo que se pierde, entre otras muchas cosas, es la libertad. La geopolítica de la enfermedad es la utilización de un modelo de producción que daña la salud a partir de la convicción de que garantiza la pérdida de la libertad de los individuos y la posibilidad de avanzar sobre cuerpos y territorios. Son absolutamente conscientes de que necesitan la enfermedad como herramienta de limpieza».
Fuente: Brecha
Temas: Geopolítica y militarismo, Salud
BioFuente: https://www.biodiversidadla.org/Documentos/Geopolitica-de-la-enfermedad
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CALENDARIO AGROECOLOGICO 2022
AGOSTO
* 9 agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.
* 12 agosto, Día Internacional de la Juventud
* 19 de agosto (1989-2022) Trigésimo tercer (33) aniversario RAE Perú
* 22 agosto, Día Mundial del Folklore
* 27 de agosto (2011-2022) Décimo primer Aniversario del Mercado Saludable de La Molina
* Martes 30 de agosto: Santa Rosa de Lima. Feriado.
SETIEMBRE
* 1 setiembre, Día del Árbol
* 12 setiembre, octavo aniversario de la Red de Ferias y Mercados Ecológicos
* 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono
* 21 setiembre, Día Internacional de la Paz.
* 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.
OCTUBRE
* Sábado 8 de octubre: Combate Naval de Angamos. Feriado
* 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural
* 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación
* 19 octubre, (2007-2022) Décimo quinto aniversario de la Plataforma PERÚ País LIBRE DE TRANSGÉNICOS
* 29 octubre, (2004-2022) décimo octavo aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético
NOVIEMBRE
* Martes 1 de noviembre: Día de todos los Santos. Feriado
* 7 noviembre, (2002-2022) vigésimo aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos
* 10 noviembre, Día del Libro
* 17 noviembre, (1998–2022) Aniversario 24 del Grupo EcoLógica Perú
* 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño
* 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer
* 29 noviembre, (1978-2022) el Centro IDEAS celebra su 44 aniversario
DICIEMBRE
* 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA
* 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos.
* 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica.
* 6 diciembre, (1999-2022) Vigésimo tercer Aniversario de la BioFeria de Miraflores.
* Jueves 8 de diciembre: Inmaculada Concepción. Feriado
* viernes 9 de diciembre: Batalla de Ayacucho. Feriado
* 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos
* 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano
* Domingo 25 de diciembre: Navidad. Feriado
* 1 de enero 2021, feriado
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BIOCOMPARTIENDO # 24 - 2022
¡ Por una vida sana y feliz, libre de transgénicos cancerígenos !
Jueves 18 de agosto de 2022
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