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BIOCOMPARTIENDO
Número 24 del 2020 / Perú, miércoles 27 de mayo
¡Por una vida sana y feliz; libre de transgénicos cancerígenos!
¡ Quédate en casa ¡
Editor Fernando Alvarado de la Fuente / bioferdi@hotmail.com
Ver todos los números de Compartiendo en: www.ideas.org.pe
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INDICE
- Crisis Climática y Otras Crisis: La Agroindustria y los Transgénicos, sus impactos en los bosques, agricultura y agua. Alternativas para Bolivia.
- La industria agroalimentaria, fábrica gigante de nuevos virus
- Europa se propone aumentar la agricultura ecológica en un 25% para 2030
- El filósofo Markus Gabriel: La ideología de la 'normalidad' a la que se quiere regresar es más peligrosa que el virus
- La pandemia, una invasión biológica global
- Seis ideas filosóficas para reflexionar sobre la pandemia
- CALENDARIO AGROECOLOGICO 2020
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Seminario Virtual en Bolivia
Crisis Climática y Otras Crisis: La Agroindustria y los Transgénicos, sus impactos en los bosques, agricultura y agua. Alternativas para Bolivia.
Organiza: Plataforma Boliviana frente al Cambio climático
Fecha: 29 de mayo 2020
Horas: 16:00 a 18:00 (hora Bolivia) / Via Google Meet y Facebook
Invitado
La experiencia de Perú. Fernando Alvarado de la Fuente, presidente del Consorcio Agroecológico Peruano
Objetivo: El objetivo del seminario es analizar los impactos de los transgénicos en Bolivia de manera integral, en los bosques, la agricultura y el agua en el marco del modelo de desarrollo actual. Así mismo conocer la experiencia del Perú
Antecedentes
El gobierno actual ha sacado un decreto para para abreviar procedimientos de evaluación de semillas transgénicas de maíz, trigo y soya, autoriza al Comité Nacional de Bioseguridad establecer mecanismos abreviados para a evaluación de semillas transgénicas en Bolivia. Esta medida se asume pese al rechazo de organizaciones, instituciones y colectivos que alertaron que en Bolivia se aprobaría el uso de estos productos en medio de la emergencia sanitarias.
"De manera excepcional se autoriza al Comité Nacional de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para la evaluación del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya, genéticamente modificados en sus diferentes eventos, destinados al abastecimiento del consumo interno y comercialización externa. Maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya, genéticamente modificados", detalla el único artículo del Decreto 4232, aprobado este 7 de mayo y publicado en la edición de la Gaceta Oficial (1266NEC).
Además el documento detalla como disposiciones transitorias que "para dar cumplimiento al presente Decreto Supremo, en un plazo de hasta diez (10) días calendario computables a partir de la publicación del mismo, el Comité Nacional de Bioseguridad, deberá aprobar los procedimientos abreviados". Aunque por presión de la sociedad civil ha ampliado el plazo a 40 días.
Este decreto viola la CPE, la Ley de la Madre Tierra, a la Ley de la Revolución Productiva, a la Ley de Fomento a la Agricultura Ecológica, además de no cumplir con protocolos internacionales que ha firmado Bolivia como el de Cartagena por el que se deben llevar adelante evaluaciones de impacto ambiental e inocuidad y bioseguridad.
La agroindustria en Bolivia que es su mayor provoca acaparamiento de tierras, deforestación, aumento del uso de fertilizantes y pesticidas químicos, transgénicos pérdida de biodiversidad y aumento de gases de efecto invernadero causantes de la aceleración del cambio climático, sin olvidarnos de la vulneración de los derechos de los pueblos indígenas. Es muy importante concentrarnos en frenar la profundización de la Crisis Climática, a través de acciones que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y eviten tanto como sea posible los impactos de industrias extractivas sobre los bosques, agua y ecosistemas claves.
Actualmente desde los medios de comunicación oficiales hay una campaña muy fuerte a favor de este decreto, especialmente de los empresarios agroindustriales, que ponen el tema de la falta de ingresos por la pandemia como argumento para acelerar la introducción de más eventos transgénicos, que mejoraran la productividad de la producción, que van a ser competitivos y que van a aportar ingresos al país y eso no es cierto los únicos que se van a beneficiar son los agroindustriales, disminuyendo sus gastos y generando más ganancias. Por otro lado nos hace mucho más dependientes de las grandes empresas de semillas que tienen los patentes. Si logran que esto entre en vigencia va ser muy malo para el medio ambiente, para la salud de los bolivianos, para los bosques, la agricultura, como el agua. Además de que no es una solución para la seguridad y soberanía alimentaria y va en contra de la pequeña unidad familiar campesina y de las tendencias a nivel global de dejar a un lado la producción con transgénicos.
Veremos los impactos del modelo basado en transgénicos que ya viene funcionando desde el 2005 en Bolivia y también veremos otro modelo que está funcionando en el Perú, para mostrar que hay otras alternativas para la agricultura, sin transgénicos y cual el rol de la sociedad civil para incidir en políticas públicas y generar cambios.
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La industria agroalimentaria, fábrica gigante de nuevos virus
25 mayo, 2020
En este momento, mientras la humanidad lucha por encontrar la cura contra un virus que la ha llevado al confinamiento y derrumbado su economía, en alguna granja del planeta, propiedad de algún conglomerado agroindustrial que mantiene en hacinamiento a cientos o miles de aves, reses o puercos, se fabrica el próximo virus, igual o más letal que el que se combate actualmente. Así de contundente es Silvia Ribeiro, directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC).
En entrevista, la también activista uruguaya advierte que las facilidades regulatorias que ha dado México para que se establezcan las grandes empresas del sector agroalimentario lo convierten, junto con naciones como Argentina, Brasil, Estados Unidos y China, en uno de los focos rojos donde puede brotar el virus que provoque la próxima pandemia.
En las instalaciones de esas grandes empresas hay cría masiva de animales llenos de antibióticos. Funcionan como una especie de criaderos de virus y bacterias muy resistentes, convirtiéndose en fábricas de éstos. En este momento se podría estar criando un nuevo virus o favoreciendo su evolución.
Explicó que una trasnacional productora de carne, por ejemplo, tiene miles de reses bajo condiciones de hacinamiento, las cuales son inyectadas con múltiples antibióticos para hacerlas no sólo resistentes a enfermedades, sino para acelerar su crecimiento, lo cual provoca que los virus y bacterias que acumulan sean cada vez más resistentes.
En este momento esos virus no se transmiten a los humanos, pero al cruzarse con otros animales, como cerdos o algunos silvestres, por ejemplo un murciélago, se puede dar una evolución, convertirse el virus en zoonótico, es decir, con capacidad para infectar personas; 75% de nuevas enfermedades son zoonóticas y la mayoría provienen de la cría indiscriminada de animales.
Un ejemplo del riesgo al que está expuesta actualmente la humanidad, dijo Ribeiro, es la peste porcina africana, pandemia que ha matado a millones de cerdos sólo en China y que, aunque no se transmite a personas, al estar en contacto con otros animales puede evolucionar.
En estos momentos otra pandemia de ese tipo sería devastadora y es algo que las grandes compañías no quieren entender.
De acuerdo con el Atlas de la Agroindustria 2019, elaborado por la fundación alemana Heinrich Böll, las 50 trasnacionales de alimentos más grandes facturan 50 por ciento de ventas mundiales en el ramo y son precisamente éstas las que más crecen. Las 10 más grandes son: Nestlé, JBS, Tyson Foods, Mars, Kraft Heinz, Mondelez, Danone, Unilever, General Mills y Smithfield.
Varias de ellas operan en México, con criaderos de pollos, cerdos o ganado. A éstas hay que sumar las trasnacionales mexicanas, como Gruma, Bimbo y Bachoco.
La directora para América Latina del Grupo ETC puso énfasis en que el problema no son sólo las trasnacionales que crían animales, sino también las que fabrican sus alimentos. De hecho, se ha convertido en todo en un negocio redondo. Una trasnacional tiene divisiones de alimentos para animales, venta de carne y hasta farmacéutica.
Explicó que un claro ejemplo es la estadunidense Cargill (con operaciones en México), empresa número uno del mundo en distribución de granos, oleaginosas y cereales, y al mismo tiempo es la tercera del planeta en producción de cárnicos.
El país no aprendió la lección
En 2009 México se convirtió en el epicentro de la pandemia de influenza A/H1N1, luego de que el virus brotó en criaderos de cerdos en Veracruz de Granjas Carroll, propiedad de la trasnacional estadunidense Smithfield (ahora propiedad de la china Shuanghui); sin embargo, más de 10 años después, afirmó Ribeiro, no se ha aprendido la lección.
La llegada indiscriminada de empresas agroalimentarias se dio tras la firma del tratado de libre comercio porque en México la regulación no era tan estricta. El primer aviso fue la influenza de 2019. De ahí no se hizo nada para corregir el sistema. Al contrario, ahora, con la modernización de ese acuerdo, las normas son aún más flexibles, apuntó.
Advirtió que esa apertura, sin medir las consecuencias, coloca a México como un foco rojo de la próxima pandemia.
México ya fue el origen de la pandemia de gripe porcina y nada ha cambiado desde entonces. De hecho, han aumentado los criaderos. Es un foco rojo en el sentido de convertirse en el origen de un nuevo virus. Sin embargo, no es el único. También están Estados Unidos, China, Argentina y Brasil, donde está JBS, la criadora de pollos más grande del mundo.
Para la activista, la única solución, no sólo para México sino a escala internacional, es un cambio de timón radical, enfocado en desmantelar el sistema de las grandes corporaciones y apoyar a los pequeños productores, que son los que actualmente alimentan a 70 por ciento de la población.
Es un tema que se debe llevar a la Organización de Naciones Unidas, pero es complicado. Estas empresas son tan grandes que tienen una enorme influencia en los gobiernos. Por ejemplo, ahora mismo le están diciendo a la ONU que, ante la pandemia, las debe apoyar, porque se necesitará más alimento que nunca, aseveró.
Lo anterior, dijo, es absurdo, pues precisamente las trasnacionales agroalimentarias están ligadas a la mayoría de las muertes no infecciosas, dado que sus productos, muchas veces alterados genéticamente y de alto contenido calórico, producen cáncer, diabetes, hipertensión y otros padecimientos.
Es irónico cómo ya están relacionadas con la mayoría de las muertes no infecciosas y ahora, con sus fábricas de virus, también a las infecciosas.
Para Ribeiro, el Covid-19 puso de manifiesto el desmantelamiento de los sistemas de salud y su privatización, lo que, subraya, urge corregir, pero también la humanidad debe ser consciente del peligro que representa la industrialización sin medida. El riesgo que corre es altísimo. Es absurdo lo que está sucediendo. Se debe parar este sistema, que sólo beneficia a las grandes corporaciones.
Ecoportal.net
Fuente: La Jornada
Fuente: https://www.ecoportal.net/paises/industria-alimenticia-virus/?fbclid=IwAR1ndiWXeXn6zQef7iPIAMiAm4qIR9gn3g6WuXN1zMf1M0jpvUjPXhVRmjg
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MÉXICO ORGÁNICO
www.somexpro.org
Europa se propone aumentar la agricultura ecológica en un 25% para 2030
Oaxaca; Oax. a 25 de mayo del 2020.
Homero Blas Bustamante
El pasado 20 de mayo del 2020 el Consejo Europeo publicó la estrategia llamada "Del Campo a la Mesa", subrayando que "la pandemia de COVID-19 ha sacado a flote la importancia de un sistema alimentario robusto y resistente que funcione en todas las circunstancias y sea capaz de garantizar el acceso a un suministro suficiente de alimentos asequibles para los ciudadanos. También nos ha hecho muy conscientes de las interrelaciones entre nuestra salud, ecosistemas, cadenas de suministro, patrones de consumo y límites planetarios. Está claro que necesitamos hacer mucho más para mantenernos saludables a nosotros mismos y al planeta. La pandemia actual es solo un ejemplo, pero la creciente recurrencia de sequías, inundaciones, incendios forestales y nuevas plagas son un recordatorio constante de que nuestro sistema alimentario está bajo amenaza y debe ser más sostenible y resistente".
El documento describe las siguientes acciones:
1. Garantizar que la cadena alimentaria, que abarca la producción, el transporte, la distribución, la comercialización y el consumo de alimentos, tenga un impacto medioambiental neutro o positivo, y preservar y restablecer los recursos terrestres, de agua dulce y marinos de los que depende el sistema alimentario; contribuir a mitigar el cambio climático y a adaptarse a sus impactos; proteger la tierra, el suelo, el agua, el aire, la sanidad vegetal, y la salud y el bienestar de los animales; y revertir la pérdida de biodiversidad;
2. Garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud pública, velando por que todas las personas tengan acceso a alimentos nutritivos, sostenibles y en cantidad suficiente que cumplan niveles elevados de inocuidad, calidad, fitosanitarios y de salud y bienestar animal, y que respeten sus necesidades nutricionales y sus preferencias alimentarias; y
3. Alimentos accesibles, al tiempo que se genera un rendimiento económico más justo en la cadena de suministro, de manera que los alimentos más sostenibles sean también, en última instancia, los más accesibles, se fomenta la competitividad del sector del suministro de la UE, se promueve el comercio justo, se crean nuevas oportunidades de negocio, y se garantizan la integridad del mercado único y la seguridad e higiene en el trabajo.
Por su parte la Oficina Regional en Europa de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánioca (IFOAM) acoge con beneplácito las estrategias de la UE sobre biodiversidad y de "Del Campo a la Mesa" y el objetivo de alcanzar el 25% de tierras orgánicas en Europa para 2030, así como medidas para impulsar la demanda de productos orgánicos a través de esquemas de promoción de productos ecológicos y compras públicas.
Jan Plagge, presidente de IFOAM UE, declaró: "Proponer un objetivo de la UE para tierras orgánicas es una decisión histórica que coloca a la agricultura orgánica en el centro de una transición de la agricultura europea hacia la agroecología. La agricultura orgánica es un modelo económico exitoso para los agricultores con beneficios comprobados para el medio ambiente. Convertirlo en la piedra angular de un futuro sistema alimentario sostenible de la UE es la decisión correcta ". Continuó: "Necesitamos transformar la agricultura de la UE si queremos abordar la crisis climática y de biodiversidad y hacer que nuestros sistemas agrícolas sean más resilientes. La estrategia Del Campo a la Mesa" proporciona a los ciudadanos de la UE una visión clara del futuro de nuestro sistema alimentario".
Según IFOAM EU, alcanzar el 25% de la tierra orgánica en la UE para 2030 se puede lograr si la Política Agrícola Común (PAC) proporciona la remuneración necesaria por los beneficios de la conversión y el mantenimiento orgánicos a través de políticas de desarrollo rural existentes o herramientas innovadoras como los esquemas ecológicos. Incluir medidas del lado de la demanda, como esquemas de promoción y aumentar la participación de productos orgánicos en escuelas y hospitales a través de la contratación pública ecológica, es una opción inteligente, ya que este enfoque push-pull ha demostrado tener éxito para aumentar la agricultura orgánica en países como Dinamarca.
IFOAM EU también anuncia que acoge con beneplácito la próxima publicación de un ambicioso plan de acción de la UE para la agricultura orgánica que apoyará la conversión de tierras, el desarrollo de la cadena de suministro, la investigación y la innovación y el desarrollo del mercado. Con una Política Agrícola Común (PAC) reformada, un plan de acción sólido que incluya objetivos cuantitativos y un presupuesto específico será una buena base para aumentar la tierra orgánica y alcanzar el objetivo para 2030.
Homero Blas en 19:32
Fuente: https://mexicorganico.blogspot.com/2020/05/EuropaOrganico.html?m=1&fbclid=IwAR1TO6s0ks2Ib8il0h-_Hl2kWc8X7IEiGC9gjYkFw1bmfack9oVswULiAlA
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El filósofo Markus Gabriel: La ideología de la 'normalidad' a la que se quiere regresar es más peligrosa que el virus
24 mayo 2020 PENSAMIENTO
Para el filósofo alemán Markus Gabriel, la cadena infecciosa del capitalismo destruye la naturaleza y atonta a los ciudadanos para convertirlos en meros consumidores y turistas. El pensador llama a impulsar "una nueva Ilustración global" que deje atrás un modelo "suicida".
Markus Gabriel cree que dejaremos de producir como antes y que la crisis de la covid-19 es la antesala de una mayor: la ecológica.
Existe una sensación, que esta vez incluye a intelectuales y al pueblo por igual, de que el nuevo coronavirus de alguna manera está ligado a los excesos y absurdos del capitalismo global y, al mismo tiempo, es un síntoma más de la gran crisis ecológica (el problema que subyace a todo).
Ya sea que el sistema económico neoliberal haya sometido al medioambiente a tal extremo de estrés que el virus ha brincado (vía la llamada zoonosis) como una especie de reacción y que se trate de alguna manera de un escarmiento planetario –bajo la idea, que parece poco científica pero que gana tracción cada día, de que de alguna manera el planeta es un sistema holístico que se autorregula– o, por lo menos, el hecho difícil de debatir de que el virus pone de manifiesto la enorme debilidad e insostenibilidad del capitalismo y la ideología que lo sustenta.
Parece cada vez más claro que en nuestra crisis actual –y en la crisis ecológica subyacente– existe un profundo problema moral.
El filósofo alemán Markus Gabriel (Remagen, Alemania, 1980), una de las estrellas de la filosofía contemporánea, en un artículo publicado en El País y en una entrevista posterior en el mismo medio, ha analizado de manera lúcida el tema de la covid-19 desde la óptica de la filosofía y el pensamiento crítico.
Gabriel nota que el virus pone de manifiesto el hecho de que nuestro orden actual –o el orden previo al virus– era en sí mismo "letal". Con una habilidad (y una miopía) extraordinaria, el ser humano de alguna manera ha logrado evitar afrontar esta realidad. Según Gabriel:
"El mismo siglo XXI es una pandemia, el resultado de la globalización. Lo único que hace el virus es poner de manifiesto algo que viene de lejos: necesitamos concebir una Ilustración global totalmente nueva. Aquí cabe emplear una expresión de Peter Sloterdijk dándole una nueva interpretación, y afirmar que no necesitamos un comunismo, sino un coinmunismo. Para ello tenemos que vacunarnos contra el veneno mental que nos divide en culturas nacionales, razas, grupos de edad y clases sociales en mutua competencia."
El filósofo alemán Peter Sloterdijk desde hace unos años viene hablando del "diseño de una inmunidad global" basada en "ascetismos cooperativos" y que pase del mero romanticismo de las fronteras abiertas a la operatividad real, resonancia e interdependencia.
Sloterdjik rescata la idea de la comunidad con intereses comunes del comunismo y la aplica a una salud global, a la construcción de una "coinmunidad" que reconoce que todo sistema inmune personal o nacional existe en dependencia del sistema inmune social y global. Esto queda claramente de manifiesto actualmente.
Gabriel cree que la pandemia ilumina la realidad de nuestra inmunidad extendida. "Y es que la pandemia nos afecta a todos; es la demostración de que todos estamos unidos por un cordón invisible, nuestra condición de seres humanos. Ante el virus todos somos, efectivamente, iguales".
Siguiendo a filósofos como Bruno Latour, juega con la idea de que la Tierra misma tal vez sea un ser vivo que en cierto sentido responde a nuestra conducta: "¿Es posible que el ecosistema de la Tierra sea un gigantesco ser vivo? ¿Es el coronavirus una respuesta inmune del planeta a la insolencia del ser humano, que destruye infinitos seres vivos por codicia?". En una situación como la que vivimos, un filósofo como Gabriel recurre interesantemente a una especie de sentido mayúsculo, un eje ordenador, que de cierta forma se pone de manifiesto (o al menos, se atreve a preguntarse por ello).
Lo que es indudable es que el virus ha hecho patente la realidad de que nuestro sistema económico y la ideología de la cual depende no sólo destruyen el ecosistema sino que también nos hacen intelectual y emocionalmente vulnerables e inestables.
"El coronavirus pone de manifiesto las debilidades sistémicas de la ideología dominante del siglo XXI. Una de ellas es la creencia errónea de que el progreso científico y tecnológico por sí solo puede impulsar el progreso humano y moral.
Esta creencia nos incita a confiar en que los expertos científicos pueden solucionar los problemas sociales comunes. El coronavirus debería ser una demostración de ello a la vista de todos. Sin embargo, lo que quedará de manifiesto es que semejante idea es un peligroso error.
Es verdad que tenemos que consultar a los virólogos; sólo ellos pueden ayudarnos a entender el virus y a contenerlo a fin de salvar vidas humanas. Pero ¿quién los escucha cuando nos dicen que cada año más de 200 000 niños mueren de diarrea viral porque no tienen agua potable? ¿Por qué nadie se interesa por esos niños?"
No los escuchamos porque no nos interesan esos niños o esos problemas mientras no aparezcan como una amenaza inminente. No hacemos la conexión. "Sin progreso moral no hay verdadero progreso", nota Gabriel.
"En las transacciones de la vida diaria, como comprar un juguete para tu hijo, un paracetamol o un coche, en muchos momentos, alguien tuvo que sufrir por la mera existencia de esa cadena. Todos somos responsables por el sufrimiento de otros.
Estas cadenas interconectadas han creado sistemas maléficos y al final de esas cadenas siempre hay alguien que muere por falta de agua limpia, por no tener cosechas, por las condiciones de explotación.
Esa es la cadena de infección de una enfermedad, que es el comportamiento inmoral. Si haces lo incorrecto moralmente, haces que la realidad sea un lugar peor. El neoliberalismo global se ha convertido en un modo de destrucción hiperrápido."
Markus Gabriel cultura inquieta Una pintada en el barrio berlinés de Prenzlauer Berg, con el Gollum diciendo 'Mi tesoro'. MARKUS SCHREIBER/AP
El mayor peligro que enfrentamos no es que el virus diezme la economía o mate a cientos de miles de personas, el mayor peligro que enfrentamos es que regresemos a la tan mentada "normalidad". Pues, aunque este virus es terrible, no se compara con lo que estamos cocinando en el cuarto de enfrente:
"Veo esta crisis como una preparación de la crisis ecológica. Esto no es nada comparado con la crisis ecológica, nada. Los gobiernos de todo el mundo saben que la crisis ecológica va a matar a cientos de miles de personas en los próximos 100 o 200 años y este es un peligro real. Lo sabemos porque los modelos climáticos son mejores que los del coronavirus."
Bruno Latour ha notado que el virus actual ha demostrado que es posible detener el mundo y tomar medidas radicales. Pero cuando científicos y activistas señalan que es necesario hacer algo así, la respuesta es que es imposible. Sin duda, esta debería ser la enseñanza de la pandemia actual. Un primer aviso para una catástrofe incomparable, la cual hoy vemos que no es imposible evitar.
No obstante, la solución, según Gabriel, no ocurrirá solamente poniéndonos en las manos de los científicos y de la tecnología. Es necesaria una transformación moral que requiere también de la participación de las Humanidades.
"¿Cuándo entenderemos por fin que, comparado con nuestra superstición de que los problemas contemporáneos se pueden resolver con la ciencia y la tecnología, el peligrosísimo coronavirus es inofensivo? Necesitamos una nueva Ilustración, todo el mundo debe recibir una educación ética para que reconozcamos el enorme peligro que supone seguir a ciegas a la ciencia y a la técnica. [...]
Tenemos que reconocer que la cadena infecciosa del capitalismo global destruye nuestra naturaleza y atonta a los ciudadanos de los Estados nacionales para que nos convirtamos en turistas profesionales y en consumidores de bienes cuya producción causará a la larga más muertes que todos los virus juntos."
Más que una nueva revolución, quizá sea necesario un renacimiento, más un regreso a los ideales de la Florencia del siglo XV que de la Francia del siglo XVIII. "Cuando pase la pandemia viral necesitaremos una pandemia metafísica, una unión de todos los pueblos bajo el techo común del cielo del que nunca podremos evadirnos".
Gabriel observa que la pandemia nos ha obligado a ralentizar nuestra vida y con esta nueva lentitud vienen posibles frutos morales.
"Si pensamos en cómo era la vida hace un mes o dos, claramente era demasiado agitada, tenía una velocidad que ya es inimaginable. Esa dinámica es malvada por sus resultados y se ha parado. Ahora, llevamos una vida más moral, simplemente por el hecho de hacer menos. Esto es parte de la explicación de por qué paradójicamente nos sentimos de alguna manera bien en la nueva situación.
Hay un aspecto de solidaridad, de estar protegiendo a los mayores, y eso genera un buen sentimiento, pero también estamos dejando de hacer cosas que son perjudiciales para otros y hay una conciencia subliminal de esto."
Lo esencial aquí es no regresar a la normalidad, no volver a echar andar la máquina con un suspiro de alivio y volver a nuestras vidas medianamente inconscientes y mayormente mecánicas, consumiendo y entreteniéndonos como la audiencia de una película de terror que no se ha dado cuenta de que ellos mismos son parte de la cinta.
Si es que existe un fuerte sentimiento de solidaridad y moralidad, este debe ser cultivado y no abandonado cuando ya no sea noticia y no haya una amenaza inmediata.
gracias a Pijamasurf
Fuente: https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/16818-el-filosofo-markus-gabriel-la-ideologia-de-la-normalidad-a-la-que-se-quiere-regresar-es-mas-peligrosa-que-el-virus.html
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LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
La pandemia, una invasión biológica global
MONTSERRAT VILÀ
14 ABR 2020 - 09:12 PET
El coronavirus es una especie invasora por partida triple: saltó de especie huésped, saltó barreras biogeográficas y asaltó nuestras vidas
La pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 es una invasión biológica en toda regla. Me refiero a la invasión por especies exóticas tales como la avispa asiática, el mapache, el mejillón cebra, la cotorra argentina, el plumón de la Pampa, el jacinto de agua, el siluro o el cangrejo rojo, etc. Las especies invasoras son aquellas que una vez introducidas por acción humana en una nueva región se expanden rápidamente. Tradicionalmente las invasiones biológicas por especies exóticas las investigan los ecólogos desde un punto de vista ambiental. Se estudia qué características ecológicas explican su gran éxito en una región donde jamás hubieran llegado por sus propios medios, cuáles son las principales vías de entrada en un nuevo territorio, cuáles son los ecosistemas más susceptibles de ser invadidos y qué impactos ocasionan.
Los impactos de las especies invasoras no se limitan a alteraciones del medio natural tales como la pérdida de biodiversidad o las modificaciones de los ecosistemas, sino que muchas especies invasoras pueden ocasionar grandes impactos socioeconómicos. Por poner un ejemplo, la reciente aparición del alga originaria del Pacífico asiático (Rugulopterix okamurae) en la costa andaluza el verano pasado ocasionó importantes pérdidas en el sector pesquero y turístico. Posiblemente la vía de entrada haya sido múltiple. La primera vez que se observó en Europa fue en la costa francesa en áreas donde se han introducido ostras asiáticas (Crassostrea gigas) para maricultura. También se ha introducido inadvertidamente como polizón en las aguas de lastre. Es por tanto probable que el trasvase de grandes buques que cruzan el Estrecho de Gibraltar haya sido otra vía de entrada. En esta invasión, se ve claramente que la introducción de una especie exótica puede estar asociada a la introducción de otra y que el tráfico de mercancías entre continentes desempeña un papel crucial en su expansión.
No hay ninguna duda de la conexión entre la salud humana, la de los animales y vegetales y la de nuestro planeta en general. Una certeza en la que debería basarse la gobernanza a todos niveles cuando vayamos recomponiéndonos de esta pandemia
Muchas especies invasoras también son un peligro para la salud humana por su toxicidad (la rana toro), por causar alergias (muchas plantas ornamentales) o por ser vectores de enfermedades (el mosquito tigre). Un caso particular de invasión son las zoonosis producidas por la transmisión de patógenos desde vertebrados hacia humanos, como probablemente ha ocurrido con el virus SARS-CoV-2. Llegado a ese punto, la investigación de microorganismos que "invaden" los cuerpos humanos y se expanden frenéticamente más allá de las fronteras biogeográficas o geopolíticas donde se originaron se escapa del ámbito de la ecología. Son los científicos en biología molecular, microbiología, medicina y epidemiología los que conocen las técnicas y poseen las herramientas científicas para investigarlas. Aun así, tal como viene reconociendo la Organización Mundial de la Salud es necesario un enfoque multisectorial acuñado como "Una salud" (One Health en inglés) que diseñe y aplique programas, políticas, leyes e investigaciones en el que múltiples sectores colaboren para lograr mejores resultados en salud pública. No hay ninguna duda de la conexión entre la salud humana, la de los animales y vegetales y la de nuestro planeta en general. Una certeza en la que debería basarse la gobernanza a todos niveles cuando vayamos recomponiéndonos de esta pandemia.
Muchos conocimientos bien fundamentados sobre invasiones biológicas pueden guiarnos en comprender y manejar las pandemias. Con la pandemia COVID-19 nos encontramos en un momento de conmoción en el que hay que investigar a prisa y corriendo para encontrar fármacos contra la enfermedad y para reducir la cadena de contagios. En ecología diríamos que nos encontramos en la última etapa del proceso de invasión, cuando la única posibilidad de hacerle frente es el control, no la erradicación. El virus convivirá con nosotros durante mucho tiempo. Pero a tenor de los cientos de trabajos científicos ya publicados en los últimos dos meses es previsible que pronto haya tratamientos efectivos que mitiguen sus impactos. Digo sus impactos, y no su impacto porque al igual que ocurre cuando se cuantifican los efectos de cualquier invasión biológica los impactos son multisectoriales y no todos son monetarios.
En ecología diríamos que nos encontramos en la última etapa del proceso de invasión, cuando la única posibilidad de hacerle frente es el control, no la erradicación. El virus convivirá con nosotros durante mucho tiempo
Sabemos, y así lo exige el Convenio sobre la Diversidad Biológica, que las medidas de manejo más eficaces contra los impactos de las especies invasoras son la vigilancia y la detección temprana; algo tan sencillo como que prevenir es mejor que curar. Es importante detectar a todos los contagiados y los recuperados no diagnosticados de forma inmediata no solo para poder tratarlos adecuadamente sino para conocer qué niveles de inmunidad poblacional estamos consiguiendo. Sin este dato no podemos reducir la incerteza de los simuladores de escenarios de contagios futuros propuestas por universidades de gran prestigio. De nada servirá una app que rastree los desplazamientos de los contagiados si no sabemos quiénes lo están. En ecología siempre decimos que no hay modelo que valga si no está basado en buenos datos de campo.
La presión de propágulos (cantidad y sobre todo la frecuencia de individuos introducidos) es el factor que mejor explica las diferencias del grado de invasión entre ecosistemas, entre paisajes o entre países. La presión de propágulos de especies invasoras es muy elevada donde hay una gran conexión de infraestructuras y mayor trasiego comercial. Por analogía, donde más gente hay, más probabilidad de contagio. Eso ya lo sabemos, pero una cosa es saberlo y otra interiorizarlo. Son extremadamente importantes las medidas profilácticas que eviten los contagios. Tardaremos bastante en saber si hay posibilidad de tener una vacuna efectiva. Pero hay acciones profilácticas individuales y colectivas sencillas que deberían estar en vigor durante mucho tiempo a pesar de que cambiarán nuestra manera de relacionarnos.
Países como Nueva Zelanda o Australia poseen políticas y leyes en bioseguridad: medidas transversales para reducir los riesgos de organismos perjudiciales para la salud pública, el medio ambiente y la economía
Algo tan simple como llevar máscaras. No es excusa que no las vendan, hay muchos vídeos para aprender a hacerlas caseras. No son impermeables al virus, como tampoco lo son muchas de las comerciales. Pero retienen considerablemente las partículas de saliva y por tanto la probabilidad de que si estamos infectados podamos contagiar. Otro tema es saber usarlas. Muchos tenderos se la bajan cuando empiezan a hablarte con confianza, muchos repartidores y policías no las llevan. Es inconcebible que a esas alturas el uso y manipulación de mascarillas no se haya protocolizado dentro de las normas de riesgos laborales de los trabajadores que realizan actividades esenciales.
Las especies invasoras proceden de múltiples introducciones, no son fruto de una introducción puntual. No hay duda de que la salida del confinamiento debería ser paulatino para evitar nuevas oleadas de contagio. Por tanto, tenemos que mentalizarnos de que después del confinamiento actual deberemos mantener el distanciamiento social, en especial, con las personas con mayor riesgo de enfermar. Nada de besos y abrazos durante el reencuentro. En el mejor de los casos, aunque se confirme que las altas temperaturas reducen la prevalencia del virus, este verano los numerus clausus, los aforos restringidos y las entradas limitadas deberían estar a la orden del día.
Varios estudios económicos han demostrado que a medio plazo los beneficios de las políticas en bioseguridad superan con creces su coste de implementación y mantenimiento
Los gobiernos y administraciones tendrán que replantearse muchos aspectos relacionados con la seguridad. En esta línea, algunos países como Nueva Zelanda o Australia poseen políticas, códigos de conducta y leyes en bioseguridad. Estas son medidas holísticas y transversales para reducir los riesgos de organismos perjudiciales para la salud pública, el medio ambiente, la economía y los valores socioculturales. Por tanto, implementan sistemas robustos tanto para frenar la entrada de plagas y enfermedades en el territorio nacional como para hacer frente a las que ya han traspasado sus fronteras. Hace 20 años que Australia ideó un protocolo de análisis de riesgo de invasión de plantas propuestas para importar. Ahora siguiendo la senda de la bioseguridad no ha dudado en que los territorios del norte donde hay pocos casos de infectados por coronavirus SARS-CoV-2 cierren el acceso al resto del país.
Estas medidas de bioseguridad acompañadas de una buena educación ciudadana nos permitirían como individuo y como sociedad tomar mayor conciencia sobre los impactos de las invasiones biológicas en sentido amplio. Deberíamos dedicar más esfuerzos en realizar análisis de riesgo para poder anticiparnos a nuevas epidemias y a sus impactos. Varios estudios económicos han demostrado que a medio plazo los beneficios de las políticas en bioseguridad superan con creces su coste de implementación y mantenimiento. En definitiva, habrá que ser proactivo y diseñar estrategias que nos preparen para el riesgo que suponen las invasiones biológicas, sean de grandes o pequeños organismos, en todos los ámbitos de la sociedad.
Montserrat Vilà es profesora de investigación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), profesora asociada de la Universidad de Sevilla y presidenta del European Group on Biological Invasions (NEOBIOTA).
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Fuente: https://elpais.com/ciencia/2020-04-14/la-pandemia-una-invasion-biologica-global.html
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¿FILOSOFÍA INÚTIL?
Seis ideas filosóficas para reflexionar sobre la pandemia
El trabajo de los filósofos consiste en incordiar y "señalar lo que debe ser destruido para no repetir errores".
JAIME RUBIO HANCOCK 24 MAY 2020 - 23:02 CEST
El vecino de Eduardo Infante subió a hablar con él sobre la pandemia. Estaba angustiado y quería conocer su opinión sobre todo lo que estaba ocurriendo. Infante lo invitó a pasar y estuvieron charlando un buen rato, intercambiando opiniones e intentando buscarle algo de sentido al confinamiento y a la enfermedad.
Infante no es científico, ni médico, ni psicólogo: es profesor de Filosofía en un instituto de Gijón y autor del libro Filosofía en la calle. Según cuenta a Verne, lo que pudo aportar a la conversación fue algo de "perspectiva, estuvimos hablando sobre cómo nuestra generación no se había preparado para algo así -Infante nació a finales de los 70 y su vecino es algo mayor-. La historia nos muestra que las situaciones adversas forman parte de la vida del ser humano. ¿Por qué íbamos nosotros a ser especiales y no íbamos a enfrentarnos a ninguna gran crisis?". Es decir, la pregunta no era tanto "¿por qué nos está pasando esto?" como "¿por qué no nos iba a pasar?".
La filosofía no va a ayudarnos a encontrar la vacuna contra la enfermedad, ni nada parecido, pero en una situación como la actual, llena de incertidumbres, es cuando se muestra más necesaria, como explica Eurídice Cabañes, filósofa especializada en tecnología. El pensamiento crítico "es imprescindible" no solo para intentar buscar algo de sentido a lo que está pasando, sino también para "reevaluar las condiciones del mundo tras la pandemia". Y las de antes de la enfermedad: Ana Carrasco Conde, autora de En torno a la crueldad, apunta que esta crisis también ha puesto de relieve problemas estructurales. La tarea de los filósofos consiste, en gran medida, en "incordiar, ver dónde se producen estos problemas" y "señalar lo que debe ser destruido para no repetir errores".
Hemos pedido a cinco filósofos de campos diferentes que nos den alguna idea que nos pueda servir como herramienta para poner en práctica este pensamiento crítico, por si nos sentimos tan perdidos como el vecino de Infante. Esto es lo que nos han dicho:
1. La importancia de la investigación científica. Eulalia Pérez Sedeño, profesora en el Instituto de Filosofía del CSIC y autora de Las 'mentiras' científicas sobre las mujeres, explica que la pandemia ha puesto de manifiesto "la necesidad de que el Estado financie la ciencia básica" para garantizar la investigación en campos en los que "los beneficios pueden no ser inmediatos". Ni siquiera a medio plazo.
Pone el ejemplo de Margarita Salas, bióloga que creó una tecnología que revolucionó las pruebas de ADN y cuya patente ha reportado al CSIC más de seis millones de euros. No lo hizo buscando ninguna aplicación práctica: el objetivo de sus investigaciones en biología molecular era aprender más sobre cómo funciona el ADN y cómo se transmite la información que contiene. La propia Salas, fallecida en 2019, explicó que "hay que hacer investigación básica de calidad, pues de esta investigación saldrán resultados que no son previsibles a priori y que redundarán en beneficio de la sociedad",
Pérez Sedeño añade que es importante que esta investigación se haga en entidades públicas, ya que así es más fácil que los resultados "estén al alcance de todo el mundo". De este modo no entraría en juego la necesidad de obtener beneficios rápidamente como ocurre con las farmacéuticas privadas. Y como podría pasar con la vacuna de la Covid-19.
2. El postureo moral. Así traduce Antonio Gaitán, coautor de Una introducción a la ética experimental, el concepto "moral grandstanding", acuñado por Justin Tosi y Brandon Warmke en un artículo de 2016. Con este término, que también se puede traducir por "exhibicionismo moral", estos filósofos estadounidenses se refieren a los discursos exagerados e hipermoralistas, que muestran una indignación impostada o fuera de tono. El objetivo no es exponer razones, alimentar un debate o llegar a acuerdos con los demás, sino que los interlocutores (o seguidores en redes sociales) puedan ver que estamos en el bando que consideramos correcto, el "de los buenos".
Se trata de una actitud, explica Gaitán, que "devalúa el debate moral". Hace más difícil llegar a acuerdos y contribuye a la polarización, además de dar una falsa sensación de consenso, como cuando un político dice que algo es de sentido común sin que lo sea necesariamente. Este exhibicionismo de la indignación y de la moralina "incrementa la intolerancia hacia las ideas ajenas", lo que además acaba provocando que se expulse a mucha gente del debate público, dejando la conversación en manos de los más agresivos o grandilocuentes.
El concepto "está muy en línea con hallazgos recientes sobre cómo el comportamiento de grupo afecta a las creencias", explica Gaitán, mencionando el filtro burbuja y las cámaras de eco. Tosi y Warmke advierten en su libro Grandstanding, recientemente publicado, de dos cosas a tener en cuenta: primero, que no es una actitud exclusiva de derechas o de izquierdas (aunque sí hay más tendencia en las personas situadas en los extremos) y, segundo, que nos resulta muy fácil advertir el postureo en los demás, pero, en cambio, no caemos en la cuenta cuando lo hacemos nosotros.
Id-Work (Getty Images)
3. La soberanía tecnológica. Eurídice Cabañes, fundadora de la asociación cultural Arsgames, recuerda que, con el confinamiento, el espacio público está siendo estos días casi por entero digital: "Hemos dejado de habitar las calles e interactuamos a través de espacios digitales". Estos espacios son de gestión privada y no pública, con normas de participación decididas por corporaciones. "La ciudadanía digital está privatizada, incluso en el caso de las entidades públicas", que tienen, por ejemplo, contratos de almacenamiento digital con Amazon.
Cabañes también recuerda que muchas escuelas están usando para las clases a distancia la Suite de Google, entre otras aplicaciones similares, que puede almacenar y vender datos a terceros. Esta práctica puede ser especialmente peligrosa en ámbitos como la educación y la sanidad. Todo esto no es nuevo, pero "el confinamiento ha supuesto un salto brutal. Por ejemplo, todas las clases han pasado de presenciales a digitales de un plumazo".
La soberanía tecnológica apuesta por iniciativas de software libre (es decir, modificable para adaptarlo a usos concretos, por ejemplo) que sean menos intrusivas con nuestra privacidad y nuestros datos. Cabañes recuerda que hay propuestas que ya están en marcha, además de productos y servicios accesibles: "Por ejemplo, se puede usar Jitsi en lugar de Zoom, que es mucho más respetuoso con la información privada". También propone incentivar iniciativas locales, introduciendo la idea de "tecnología situada, por analogía con el conocimiento situado que proponía la filósofa Donna Haraway". Es decir, en contexto y aplicado a necesidades concretas y no globales.
Otro aspecto relacionado es el de la necesidad de fijarnos en la igualdad de acceso a estas nuevas tecnologías. Eulalia Pérez Sedeño recuerda cómo estas desigualdades se han puesto de manifiesto con las clases a distancia de escuelas y universidades. El confinamiento ha afectado de manera más grave a familias desfavorecidas sin medios ni recursos, como ordenadores para conectarse y atender a estas clases.
4. El cosmopolitismo. Para Eduardo Infante, "una de las cosas que nos ha mostrado el virus es la artificiosidad de nuestras fronteras y las incapacidades del Estado-Nación". El filósofo recuerda que "lo que estamos viviendo es un problema global". Los virus "no distinguen naciones ni clases sociales, y los problemas globales exigen soluciones globales". Infante apunta que "esta crisis nos desvela, una vez más, que somos vulnerables e interdependientes". Y añade: "El orgullo de sentirse español, catalán o estadounidense, no cura esta enfermedad y ninguna bandera detiene el virus".
Infante compara nuestra situación con la Grecia helenística (siglos IV - I antes de Cristo). Era "una época muy parecida a la nuestra: de profunda crisis e incertidumbre" y fue cuando muchos pensadores propusieron el modelo cosmopolita. Cuando a Diógenes el Cínico le preguntaron por su nacionalidad, respondió: "Soy ciudadano del mundo". Hierocles, filósofo estoico del siglo II, "afirmaba que en nuestras relaciones con los demás vamos construyendo círculos concéntricos en función de la proximidad. La propuesta de Hierocles consiste en "tratar a las personas de los círculos exteriores como tratamos a las de los interiores: a nuestros vecinos como familiares y a cualquier ser humano como mi compatriota".
5. El allanamiento epistémico. Este allanamiento ocurre cuando un experto en un terreno rebasa de forma clara su campo de estudio y habla de un tema para el que carece de datos o de los conocimientos para evaluar esos datos. El término fue acuñado por el filósofo estadounidense Nathan Ballantyne en un artículo de 2016.
El allanamiento no tiene por qué ser negativo. De hecho, a veces es necesario: muchas de las preguntas que tratan de responder ciencias y humanidades son "híbridas". Por ejemplo, escribe Ballantyne, para saber qué causó la extinción del cretácico-paleógeno hace falta contar con el trabajo de "paleontólogos, geólogos, climatólogos y oceanógrafos, entre otros".
El problema viene cuando se cae en la tentación de opinar sobre algo que desconocemos. Por ejemplo, ¿estoy seguro de que esto que voy a tuitear sobre la Covid-19 está bien fundamentado o, por el contrario, estoy contribuyendo al ruido y a la desinformación?
Para evitar este allanamiento hay tres respuestas posibles. Dos de ellas son obvias: formarnos en esas disciplinas o reducir el foco de nuestra investigación. Ballantyne recuerda al respecto con ironía que "tanto el trabajo duro como la modestia son incómodos". La tercera vía, que es la que le parece más interesante a Antonio Gaitán -quien nos ha propuesto la idea-, pasa por la colaboración entre profesionales de diferentes ámbitos.
Gaitán cree que es conveniente aplicar este concepto también a los filósofos: "En muchas ocasiones, traspasamos la barrera de nuestra disciplina. No es algo malo en sí mismo, pero sí es problemático y una señal de arrogancia". El profesor de la Universidad Carlos III opina que hace falta "mucha reflexión a nivel metodológico y conceptual: qué hacemos, qué nos interesa y qué podemos decir sin allanar dominios ajenos, teniendo en cuenta nuestra tradición y la posibilidad de dar con hallazgos robustos".
6. Meditar sobre la muerte (y sobre la vida). Desde la propia filosofía se ha intentado ver la muerte con indiferencia (como proponía Epicteto), como una ganancia (Sócrates) o como un mal, una pérdida (Sartre). Pero Ana Carrasco Conde propone cuestionar que sea una frontera, un límite o un final de trayecto: "No somos mortales al final de nuestra vida, sino durante toda ella".
Vida y muerte "no son conceptos antagónicos, sino que son en gran medida complementarios", explica la filósofa. La autora propone tener en cuenta no solo la duración de la vida sino, sobre todo, su intensidad, para "llenarla de sentido y de algo que nos realice a nosotros mismos", que no suele ser ni el trabajo ni los productos que acumulamos. Y resume: "Lo contrario a vivir no es morir, sino malvivir". Y aprender a morir, un tema filosófico clásico, es en realidad "aprender a vivir".
Coincide Eduardo Infante, que sobre este tema recuerda que "vivimos de espaldas a la muerte como si fuera algo que le ocurre a los demás, pero no a nosotros. Esta manera de pensar provoca que llevemos vidas inauténticas, en las que las cosas dejan de ser un medio y se vuelven un fin en sí mismas".
Todo esto también está relacionado con la pérdida, es decir, no solo hemos de reflexionar acerca de nuestra muerte, sino también sobre la de nuestros seres queridos. Carrasco Conde explica que esta ausencia es dolorosa, pero al recordar a las personas que nos dejan, al hacer que protagonicen nuestros relatos, "el otro forma parte de tu vida, de tu vivir". La filósofa también señala que las dificultades para despedirse de los seres queridos estos días pueden hacer especialmente difícil esta transición.
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Fuente: https://verne.elpais.com/verne/2020/05/22/articulo/1590144101_955396.html
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MAYO
* viernes 1 de mayo, Día del trabajo.
* domingo 10 mayo, Día de la Madre
* viernes 22 mayo, Día Mundial de la Diversidad Biológica
* miércoles 27 mayo, Día del Idioma Nativo, el Quechua
* sábado 30 mayo, Día Nacional de la Papa
* domingo 31 mayo, Día del NO Fumador; Reflexión sobre los desastres naturales
JUNIO
* viernes 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente
* domingo 21 junio, Día del Padre
* domingo 21 junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía
* miércoles 24 junio, Día del Campesino, Inti Raymi, feriado
* lunes 29 junio, San Pedro y San Pablo, feriado
* martes 30 de Junio, día nacional de los granos andinos: quinua, kañiwa, kiwicha, tarwi.
JULIO
* lunes 6 julio, Día del Maestro
* sábado 11 julio, Día Mundial de la Población
* martes 28 y miércoles 29, Fiestas Patrias, feriados
AGOSTO
* Domingo 06 de agosto Día del Agrónomo en el Perú, para conmemorar la fundación de la Universidad Nacional Agraria La Molina
* miércoles 9 agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.
* sábado 12 agosto, Día Internacional de la Juventud
* miércoles 19 de agosto (1989-2020) Trigésimo primer (31) aniversario RAE Perú
* sábado 22 agosto, Día Mundial del Folklore
* jueves 27 de agosto (2011-2020) Noveno Aniversario del Mercado Saludable de La Molina
* domingo 30, Día de Santa Rosa de Lima. Feriado
SETIEMBRE
* martes 1 setiembre, Día del Árbol
* sábado 12 setiembre, sexto aniversario de la Red de Ferias y Mercados Ecológicos
* miércoles 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono
* lunes 21 setiembre, Día Internacional de la Paz.
* miércoles 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.
* 23 al 27 de setiembre. Perú, mucho gusto, en Lima
OCTUBRE
* XVI ENAE Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica en Ayacucho
* jueves 8, Combate de Angamos, feriado
* jueves 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural
* viernes 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación
* lunes 19 octubre, (2007-2020) Décimo tercer aniversario de la Plataforma PERÚ País LIBRE DE TRANSGÉNICOS
* jueves 29 octubre, (2004-2020) décimo sexto aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético
NOVIEMBRE
* domingo 1, Día de Todos los Santos, feriado
* sábado 7 noviembre, (2002-2020) décimo octavo aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos
* martes 10 noviembre, Día del Libro
* martes 17 noviembre, (1998–2020) Aniversario 22 del Grupo EcoLógica Perú
* viernes 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño
* miércoles 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer
* domingo 29 noviembre, (1978-2020) el Centro IDEAS celebra su 42 aniversario
DICIEMBRE
* martes 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA
* jueves 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos.
* jueves 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica.
* sábado 6, (1999-2020) Vigésimo primer Aniversario de la BioFeria de Miraflores.
* jueves 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos
* lunes 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano
* viernes 25 diciembre, Navidad, feriado
* viernes 1 de enero 2021, feriado
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BIOCOMPARTIENDO # 24 - 2020
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Miércoles 27 de mayo de 2020
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