(Agraria.pe) Esta semana Carlos Rodríguez Pastor (CRP) animó el debate en torno al valor agregado con su sentencia "se viene mucho valor en el agro" lo cual más allá de lo anecdótico de mencionar que el Grupo Intercorp no tiene inversiones en el agro, que desde luego serán bien recibidas, nos da pie para analizar los procesos de incorporación de valor en las economías de los países.

 

La última crisis financiera mundial hizo que quiebren varias compañías, quedando vivas las empresas más fuertes, es decir la teoría de la evolución de Darwin aplicada a las empresas, demostrando que los procesos de acumulación de capital y desarrollo empresarial de las empresas no se interrumpen con las crisis financieras. En ese sentido países como Estados Unidos tienen más de un siglo de procesos de capitalización de sus empresas. No podemos decir lo mismo de Europa que con dos guerras mundiales destruyeron sus proceso de acumulación de capital; sin embargo la posterior ayuda financiera de Estados Unidos, sus políticas apropiadas de desarrollo y su importante mercado interno han hecho que luego de 50 años sus empresas estén entre las primeras del mundo; lo mismo para países como Japón o Corea, por lo menos han tenido medio siglo de un marco macroeconómico promotor del crecimiento de la inversión privada.

 

El Perú tuvo al terrorismo de los 80s como el mayor enemigo de la inversión privada y acumulación de riqueza en el país, interrumpiendo el proceso de capitalización de nuestras compañías, para su ayuda vino la hiperinflación, políticas populistas en exceso y también el virus del cólera.Solo después del año 92 nuestras empresas han podido salir del partidor por la carrera de la capitalización y consecuente competitividad frente al mundo.

 

Hago toda esta introducción porque en el mundo los procesos de valor agregado han estado implementados casi en su totalidad por grandes empresas. Son las grandes compañías que invierten en Investigación y Desarrollo o generan un mercado para que existan "free lances" que abastecen a estas empresas con sus innovaciones. Es decir no podemos pedirle autistamente a un país que realice valor agregado, debemos enfocarnos cómo hacemos que las empresas se involucren en un proceso más dinámico de incorporación de valor, labor que por lo general suelen hacerlo ellas mismas cuando alcancen un nivel de ventas y una capitalización importante.

 

Hace un par de años empezó a funcionar el FIDECOM que le otorga 200 o 300 mil soles a las empresas para que se involucren en proyectos de innovación tecnológica. Es una buena idea porque entiende que estos procesos deben ser implementados por las propias empresas en función de su visión estratégica, sin embargo la práctica nos ha demostrado que estos montos resultan ser demasiado pequeños para procesos de incorporación de valor contundentes.

 

Pensar que el valor agregado va a llegar de la mano de pequeñas empresas es un ejercicio de mucha paciencia. ¿Entonces miramos a nuestras grandes empresas?. Las grandes empresas van a entrar en procesos de valor agregado en la medida que esto les asegure una mayor rentabilidad sostenida y menos riesgo que seguir creciendo en lo que vienen haciendo.

 

Imaginemos una empresa que factura S/ 1,000 millones anuales. Tiene un gerente General que por lo usual tiene la prioridad personal de obtener su bono anual por resultados, buscará mayor rentabilidad como sea; invertir con probabilidad de riesgo para entrar en procesos de innovación y valor agregado no es su prioridad. Esto se suple con políticas de la compañía para destinar un porcentaje de las utilidades a Investigación y Desarrollo o con directores muy enérgicos para la prospectiva innovativa. Sin embargo y por lo general estos procesos se dan cuando hay un accionista con fuerte poder de decisión, muchas veces el propietario, que se empecina en entrar en procesos innovativos por simple corazonada.

 

En conclusión, las grandes empresas entran en procesos de valor agregado en función de sus intereses y condiciones internas que lo promuevan. ¿Este proceso se puede catalizar? la respuesta es sí;  si podemos desarrollar una oferta de innovadores tocándole permanentemente las puertas a las empresas con propuestas bien estructuradas (y aquí no está apuntando el FIDECOM).

 

¿Qué tendría que hacer el Perú además de ampliar las líneas del FIDECOM en tiempos,  montos y otros componentes?. Sin duda seguir abriendo la economía y promoviendo la inversión privada. Los proyectos de Conga y Tía María son fracasos de enorme dimensión, no solo por no haberse materializado sino porque demuestran debilidades de un país para fortalecer su desarrollo, obviamente con responsabilidad social y cuidado del medio ambiente.

 

Sobre lo dicho y a raíz de la discusión acerca de la compra de REPSOL. ¿Qué pasa si PETROPERU compra REPSOL? operación que al margen de comprar chatarra o una refinería que produce combustibles altamente contaminantes en azufre, le daría a PETROPERÚ el monopolio de la refinación y distribución mayorista de combustibles. Indudablemente el precio de PETROPERU se revalorizaría en el mercado dado que tendrá un monopolio completo.

 

Qué pasaría si después de esta compra iniciamos una gira mundial para vender parte de la nueva compañía o simplemente la listamos en bolsa y vendemos el 60%. Tendríamos un Estado accionista con el 40% pero la propiedad prácticamente seria privada. Sin embargo el porcentaje de participación que mantendría sería suficiente para empujar a la compañía al desarrollo de la industria petroquímica tanto del crudo de petróleo como del gas natural, mas aun diversificarla hacia biocombustibles más eficientes y a la industria de la celulosa (muy conveniente para el agro). El estado tendría un brazo fuerte para promover innovación en esta industria. Desde luego que habría que tener un FONAFE más independiente del ejecutivo y tan profesional como cualquier multinacional.

 

Para la sociedad es conveniente que el Estado deje tener el 100% de PETROPERU y por el contrario tenga el 40% de una empresa más grande y fortalecida empresarialmente.

 

Existen muchos riesgos en la compra de REPSOL como la de tener un PETROPERU más presionado por regular el precio de los combustibles, o más propensa a la corrupción, a ser agencia de empleos del partido de gobierno o a que sea el inicio de un exagerado rol empresarial del estado. Sin embargo existe mucho potencial en que el Estado participe de forma minoritaria y asociado con privados (Tipo PETROBRAS) en industrias estratégicas como los combustibles y la minería. Estos dos sectores donde el sector privado ha demostrado que les cuesta explotar proyectos conflictivos y le cuesta invertir industrialmente prefiriéndolo hacer en otros países.

 

No podemos cerramos a evaluar opciones donde el Estado entre a catalizar inversiones siendo accionista minoritario, si esto es positivo entonces la discusión está en cómo evitar que los gobiernos de turno lo echen a perder, y si pensamos bien es posible hacerlo; por ejemplo con un blindaje constitucional y de paso forzamos a que empresas como SEDAPAL tengan un socio privado.


Lima, 28 de abril del 2013


Ángel Manero Campos
Columnista

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