Marketing e Negocios

Me permito participar en el debate para aportar algunas precisiones.

Quizás Luis no uso el mejor argumento sobre la escogencia de alimentos: el de precio vs calidad. Eso se ha prestado a una respuesta que ha llevado el debate a un extremo al cual los agricultores italianos no están apuntando. No se trata de hacer perder a Italia los buenos platos tradicionales, ni sus exquisitos vinos como el Chianti o el Lambrusco, o sus extraordinarios licores como el Amaretto, el Cinzano o el Campari. No hablamos aquí de sus automóviles elegantes ni de sus diseñadores de modas en Milán ni de sus excelentes astilleros en La Spezia. Italia tiene calidad y por supuesto deberá seguirla defendiendo.

Volvamos a lo que está en juego realmente: se trata clara y simplemente del pedido de los agricultores italianos que ya usan alta tecnología, mayormente del valle del Po, de poder producir maíz GM con resistencia a insectos incorporada en su genoma. Esa resistencia no se encuentra en el genoma del maíz y ha habido que traerla sea de alguno de sus parientes lejanos, del género Tripsacum mediante un complicado puente genético a través de cruzas intermedias en ambos sentidos con una especie de teosinte recientemente descubierta, Zea diploperennis o por medio de genes de la serie cry de Bacillus thuringiensis (Bt). El primer camino por ser arduo, complejo y de bastante largo aliento no ha tenido seguimiento ya que la facilidad de encontrar toxinas para los Lepidópteros barrenadores del tallo y mazorca y los coleópteros que destruyen las raíces en diversas cepas de Bacillus thuringiensis ha permitido obtener resistencia a dichos insectos por una vía más rápida, más económica y más estable. La elección de esta vía se basa, además, en que la proteína tóxica para los insectos es específica para ciertos grupos de insectos y no otros y no actúa sobre los vertebrados, incluso animales domésticos y el hombre. Tan segura es esa toxina que se ha venido usando en aplicaciones directas sobre cultivos originadores de alimentos orgánicos, a pesar de las especiales y exquisitas sensibilidades de quienes optan por dichos costosos alimentos. En realidad esa toxina se ha usado como un bio-insecticida aplicado sobre diversos cultivos y especialmente frutas y hortalizas desde hace más de 40 años.

Los agricultores maiceros italianos, así como los españoles, por estar ubicados en latitudes más meridionales tienen una mayor exposición a severos ataques del insecto perforador Ostrinia nubilalis (European corn borer) y otros Lepidópteros.  El Profesor Morandini de la Universidad de Milán ha evaluado estudios comparativos de híbridos isogénicos de maíz que difieren solo en tener el gen Bt o no tenerlo. Los primeros, en años de fuerte ataque de gusanos perforadores, han rendido mucho más que los segundos. Además, y esto es importante, los híbridos de maíz sin el gen Bt tuvieron mucha formación de micotoxinas tales como las Aflatoxinas producidas por hongos del grupo Aspergillus y la Fumonisina producida por hongos del grupo Fusarium,  que sobrepasaban en los experimentos del norte de Italia los límites  máximos de toxicidad permitidos por los estándares de  la Comunidad Europea.

El ahorro de insecticidas, la menor exposición a ellos de los agricultores y la mayor rentabilidad de producción resultante (considerando el mayor costo de semillas transgénicas híbridas) es una de las razones que esgrimen los maiceros italianos, que por otra parte son agricultores muy eficientes. El ejemplo de España que ya llega a casi 100,000 hectáreas de maíz transgénico no lo han dejado de observar.

No han dejado de percibir tampoco los agricultores italianos que se van a lanzar al mercado nuevos híbridos de maíz transgénico a partir del 2013 con tolerancia a la sequía y también menos exigentes en nitrógeno. El no estar disponibles para ellos, como no lo están actualmente los híbridos que contienen resistencia a insectos y tolerancia a determinados herbicidas, los deja fuera de competitividad con agricultores exportadores de maíz de Estados Unidos, Argentina y Brasil que siembran maíces transgénicos y los producen a mucho menor costo. Es claro para ellos que los enormes subsidios agrícolas, causa parcial de la debacle económica de Europa occidental no se pueden seguir manteniendo y que el resultado será cada vez mayor costo para los consumidores de los alimentos básicos basados en maíz y sus productos industriales derivados. Ya la Unión Europea ha sido obligada por necesidad a importar millones de toneladas de soya transgénica.

Finalmente, la Autoridad Europa de Seguridad de los Alimentos, EFSA, que se encuentra en Parma, Italia, ha asegurado que los eventos transgénicos de maíz actualmente en uso no son diferentes en cuanto a su inocuidad que los convencionales.

En resumen, lo que está en juego finalmente para los europeos, es si quieren seguir pagando cada vez más por productos que no son diferentes, basados solo en el prejuicio que se les ha introducido acerca de ellos o aceptan lo que la ciencia y la experiencia demuestran tras más de 20 años de consumo de alimentos derivados de transgénicos sin efectos dañinos sobre la salud.

No puedo dejar de observar que la Asociación Peruana de Agricultores Productores de Maíz y Sorgo demandó igualmente que se permitiera el uso de maíces transgénicos, tras su evaluación correspondiente. Predominaron consideraciones políticas, antes que técnicas para negarles dicha petición, lo que hace al Perú cada vez más dependiente de las importaciones de maíz.

Alexander Grobman, PhD

PerúBiotec,  Asociación Peruana para el Desarrollo de la Biotecnología