Marketing e Negocios

Fui de los primeros en llamar la atención por esta red, de los riesgos que implicaba la propuesta de nuestro amigo Hugo Wiener, que buscaba  una participación de 70% del sector privado en AGROBANCO, contra 30% del estado. En  el debate se ha  precisado que se busca un 30% para el banco holandés, y un 30% para otros, como empresas y organizaciones agrarias. Nuestra  discrepancia no implicaba cuestionar las altas cualidades personales y profesionales de Hugo. De ninguna manera,

-          Cuando las críticas se formulan en lenguaje apropiado, pero sobre todo  acompañadas de propuestas alternativas, es indicativo que se busca- no destruir, sino colaborar al esclarecimiento y encontrar rutas apropiadas para el agro de la agricultura familiar

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-          Decíamos, por qué no 49% para el sector privado (banca privada y otras IFIS, cuyo negocio o fin es generar renta, y no necesariamente desarrollo). Estamos de acuerdo que debe abrirse paso a esta alianza, pero al mismo tiempo el Estado debe darle las herramientas legales para que opere como banco, y cumpla su rol de herramienta de fomento del agro. Consideramos que las decisiones se toman en función a las acciones que se representan en el directorio y la junta general de accionistas.

-          El crédito es una herramienta, no la única, para  generar condiciones  de desarrollo agrario sostenible, competitivo. Para esto  el país requiere de un AGROBANCO  con recursos suficientes, pero con un enfoque diferenciado de la banca comercial, de corto plazo. AGROBANCO está obligado a priorizar fondos de capitalización rural, que facilite mecanizar las labores agrícolas, adquirir activos para su transformación industrial.

-          Para capitalizar AGROBANCO, y cumpla con financiar  por lo menos  el 10% de los hombres del campo de la agricultura familiar, se requiere cambiar los criterios de la política agraria que hace 30 años se aplica en el país, consistentes en castigar la pequeña agricultura y la asociatividad empresarial

-          No es que siempre estará la pequeña agricultura dependiendo del subsidio del estado. Se trata de generar oportunidades, similares a las que cuentan grandes productores, con facilidades tributarias y subsidios indirectos, como el DRAW BACK. Que lo tengan, en hora buena, pero también extenderlo a los pequeños agricultores que dan valor agregado a su producción.

-          Las cooperativas cuyos socios producen cafés especiales, en especial orgánicos, tienen el compromiso de aportar parte de estos beneficios a un fondo de fidecomiso, que les permita tener una opción financiera que redusca el costo financiero.  Seguramente que otras organizaciones de productores piensan  algo parecido. Ell asunto es que el Estado facilite estos procesos. Iniciativas existen, como por ejemplo la formulada por los ganaderos lecheros, y que cuentan con el apoyo de diversos gremios agrarios,  consistente en instrumentar  parafiscales similares a Colombia.  Ha sido presentada en enero de este año al MINAG, y los gremios le han pedido, en reunión del 18 de abril, se priorice su atención.

-          Por ejemplo, nuestro amigo Ernesto Sueiro, ex vicepresidente de CONVEAGRO, y hoy  influyente asesor de la alta dirección del MINAG, nos puede dar la mano para abordar este tema con prioridad. Si los experetos del MINAG dicen que no va, buscaremos otra ruta para esta iniciativa  saludada  y vrespaldada por diversos sectores del agro.

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-          Entonces, el crédito agrario  con un AGROBANCO eficiente, con fondos suficientes, oportunos, y tasas diferenciadas y no convencionales, será un eficaz motor del desarrollo, siempre y cuando la política económica y agraria opte por estas alternativas. .

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Saludos a todos los amigos del grupo. Permítanme intervenir en este debate sobre el Agrobanco, en donde creo que se mira el árbol y no el bosque. El Banco es el medio, que visto aisladamente sólo es un intermediario financiero. Lo importante es el crédito y mejor si es para productores descapitalizados. Cuando un productor logra un crédito, no lo acepta ni rechaza por el origen del dinero, no se pregunta si los recursos provienen del Estado o de un privado, simplemente hace uso de él, pues le permite ingresar o mejorar su propuesta productiva. Eso es lo importante.

Por lo tanto, se trata que debe de existir una política estatal de apoyo a los pequeños productores, de tal forma que a través de promover determinados aspectos organizativos, financieros o técnicos se logre que en un plazo definido ese productor  alcance niveles de productividad, que lo hagan rentable e inicie los ciclos de ahorro-inversión propios. Para ello necesitará apoyos en asociatividad, tecnológicas, educativas, etc y  también en capitalización.  Y es allí en donde entra el AGROBANCO. Aprendamos de las experiencias de Corea o del sudeste asiático que lograron rentabilizar en 20 años a los pequeños agricultores pobres, entre otras cosas manejando al crédito como la palanca y el estímulo para modernizarse. Miremos nomás Colombia, los pasos agigantados que da su agro utilizando las herramientas del crédito supervisado, con tasas de interés subsidiadas, amarradas a paquetes tecnológicos y de gestión que garantizan el éxito de todo el proceso productivo. En esa línea creo que sí es necesario que, sólo inicialmente, exista un  crédito subsidiado, hasta lograr construir un nuevo agro rentable y moderno.

Abordar una propuesta así implica una política diferente. La actual no ayuda. El AGROBANCO actual es débil en su estructura y misión, y por lo tanto no es un problema de personas a cargo de su actual administrac ión. Pero la privatización a ultranza tampoco va, en la medida que no se trata sólo de rentabilizar sólo la inversión financiera .  Obviamente repudio tener agricultores irresponsables, que creen que el Estado (es decir todos los peruanos) estamos en la obligación   de solventar sus ineficiencias y condonar sus deudas y que la toma de carreteras sea la respuesta para solucionar sus problemas. No. Pero tampoco la solución es dejarlos en manos de las “libres” fuerzas del mercado financiero, el cual tendría la capacidad de asignar los recursos.  Eso es dejar la pequeña agricultura en manos de los "tiburones".

En el Perú hace  pocos años el Gobierno y los grupos más poderosos del sector privado organizados en el CENI prometieron apoyar desde el Estado el desarrollo de un agro diferente, cuando se realizó la negociación del TLC con los Estados Unidos, aceptando que el sector perdedor era una buena parte del sector agrario empobrecido.  Al final nada de ello se cumple.

Un subsidio a las tasas de interés, si está debidamente financiado por el fisco, a manera de inversión social, no tiene efectos inflacionarios. Muy por el contrario, si de lo que se trata es conseguir que en el corto o mediano plazo crezca el Producto.  Es el Estado y no el Banco quien debe financiar el subsidio.

Entonces de lo que se trata es  tener un Banco alineado a una política agraria promotora y expansiva, sea con recursos públicos o privados. Por lo tanto se necesita un AGROBANCO alineado y/o instrumentando y liderando una política agraria que apunte sostenidamente a la expansión productiva y rentable de la actual pequeña y mediana agricultura pobre e ineficiente y no una entidad que pretenda manejarse como una unidad financiera, al margen de los objetivos de inclusión productiva y social.  Respecto al agro empresarial, agroexportador o agroindustrial, han demostrado tener la solvencia tecnológica, financiera y organizativa para salir adelante, requiriendo del Estado no el subsidio financiero, sino la garantía jurídica, la  seguridad física y el respaldo institucional.

 
Por lo demás, dispensen la extensión del mensaje y me alineo a los buenos deseos de Tito Sueiro. Saludos
 
Juan José Vera