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Nature publica el siguiente artículo sobre el tema del titulo0. Los autores abogan  por la participación de los agricultores en investigación. Sin embatgo, ellos confunden lo que es investigación con innovación. Este último término es muy difuso; puede significar el desarrollo que cada agricultor le imprime dentro de su ambiente a nuevas tecnologías que él apropia de otros o puede ser su proceso de actuar sobre tecnologías propias que él mismo mejora. Pero eso está muy lejos de ser investigación.La investigación presupone rigor: el rigor de plantear un objetivo, una hipoótesis que se debe probar con un grado de probabilidad predeterminado del cual depende el diseño experimental que se adopte; la conducción del o de los experimentos en una serie de actividades bajo un compromiso de gestión cuidadosa que disminuya el error experimental, la toma de datos cuidadosamente e inclusivamente para no dejar efectos laterales sin observar; la consolidación y análisis de los datos acumulados y finalmente su interpretación y obtención de conclusiones. Este es el método científico. Lo demás es empirismo, lo que no significa que en algunos casos dé resultados útiles. El método empírico es valiosol, pero a través de cientos de años, con saltos para adelante y para atrás; fue suficiente cuando la población del planeta era minúscula comparada con la actiual. Hoy, demandamos pasos firmes y rápidos con la adopción de conclusiones válidas,respaldadas por un buen proceso de desarrollo de planrs de investigación agrícola hechos por expertos y en los cuales se apliquen fuertes dosis de realismo y futurismo. La prioridad de asignar recursos economicos a la investigación agrícola en establecimientos públicois y privados, preparados para llevarla a cabo, está fuera de toda discusión, aunque los gobiernos de turno en algunas épocas se hagan de oidos sordos o de vista corta a los problemas de segrudad alimentaria y el bienestar del agro. Por otra pàrte, las innovaciones que puedan hacer los agricultores en sus campos, siempre han sido importantísimas, si no basta ver los aportes de los agriocultores peruanos a través de los siglos a las plantas que usamos actualmente. Las nuevas experiencias de procesos de innovación, aparte de ser compartidas con sus vecinos, cuando útiles, deben ser analizadas por los servicios de extensión agrícola, evaluados y difundidos cuando se consideren de interés, al igual que lo son los resultados de la investigacuón clásica. La complementación es válida, pero la sustitución de la investigación organizada y científocamente planteada no podrá ser sustituida por procesos mayormente empìricos conducidos por agricultores, sino complementada y bienvenida.